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domingo, 7 de julio de 2013

SILENCIO COMO INSPIRACION 10


EL SILENCIO COMO INSPIRACION  10

Siempre que veáis que la sociedad está en conflicto con la naturaleza, elegid la naturaleza... sin importar el precio. Jamás perderéis.
Hasta ahora se ha considerado que el individuo existe para la sociedad, de modo que ha
de acatar lo que la sociedad dicte. Debe encajar en ella. Esa es la definición del ser humano
normal: uno que encaja en la sociedad. Aunque la sociedad esté loca, hay que encajar en ella;
entonces sois normales.
El problema que ahora se le plantea al individuo es que la naturaleza exige una cosa y la
sociedad lo contrario. Si la sociedad demandara lo mismo que la naturaleza, no habría
conflicto. Habríamos permanecido en el Jardín del Edén.
El problema surge porque la sociedad tiene sus propios intereses, que no necesariamente
están en sintonía con el individuo y sus intereses. La sociedad posee sus propios intereses; el
individuo ha de ser sacrificado. Nos encontramos en un mundo que está patas arriba. Lo
correcto sería justo lo opuesto.
El individuo no existe para la sociedad, sino esta para el individuo. Porque la sociedad
es simplemente una institución, carece de alma. El individuo posee alma, que es el centro consciente.

El mundo es un lugar de ecos si arrojamos ira, ira es lo que nos vuelve; si damos
amor, amor es lo que recibimos.
El amor no debería ser exigente; de lo contrario, pierde sus alas, no puede volar. Se
enraíza en la tierra y se vuelve muy terrenal; entonces es lujuria y proporciona mucha
desdicha y gran sufrimiento. El amor no debería ser condicional, no habría que esperar nada
de él. Él mismo debería ser su razón de ser, no una recompensa o resultado. Repito, si tiene
algún motivo ulterior, vuestro amor no puede convertirse en un cielo abierto. Se ve confinado
a ese motivo; el motivo se convierte en su definición, en su límite. El amor sin motivo carece
de limites: es puro júbilo, exuberancia, es la fragancia del corazón.

Y que no haya deseo de conseguir ningún resultado, no significa que estos no tengan
lugar; acontecen, y multiplicados por mil, porque aquello que le damos al mundo, nos vuelve
rebotado a nosotros. El mundo es un lugar de ecos: si arrojamos ira, ira es lo que nos vuelve;
si damos amor, amor es lo que recibimos. Pero ese es un fenómeno natural, no hace falta
pensar en ello. Se puede confiar: acontece por su cuenta. Esta es la ley del karma: se recoge
aquello que se siembra; lo que se da es lo que se recibe. Así que no hay, necesidad de pensar
en ello, es algo automático. Odiad, y os odiarán. Amad, y os amarán.

El otro nunca es responsable. Estad atentos. Si os volvéis sabios en el momento,
no habrá problema. Pero todo el mundo se vuelve sabio cuando el momento ha pasado.
La sabiduría retrospectiva no vale nada.
Cuando lo habéis hecho todo, cuando habéis luchado, sermoneado y os habéis quejado y
luego os habéis vuelto sabios y visto que no tenía sentido, es demasiado tarde. No sirve para
nada... porque ya habéis cometido el daño. Esta sabiduría es una sabiduría falsa. Os brinda la
sensación de que habéis entendido. Ese es un truco del ego. Esa sabiduría no os va a ayudar.
Cuando estabais haciendo lo que hacíais, en ese mismo momento, simultáneamente, es
cuando ha de surgir la percepción y deberíais comprender que lo que hacéis es inútil.
Si sois capaces de verlo cuando está presente, entonces no podéis hacerlo. Jamás se
puede ir contra la propia percepción, y si se va contra ella, esa percepción no lo es. Se la está
confundiendo con otra cosa.
Así que recordad, el otro jamás es responsable de nada. Es algo que hierve en vuestro
interior. Y por supuesto la persona a la que amáis es la que está más próxima a vosotros. No
podéis arrojárselo a un desconocido que pasa por la calle, de modo que la persona que más
próxima tenéis se convierte en el receptáculo en el que podéis continuar vertiendo todas
vuestras tonterías. Pero hay que evitar eso, porque el amor es muy frágil. Si lo hacéis
demasiado, si os excedéis, el amor puede desaparecer.
El otro nunca es responsable. Intentad que esto sea un estado tan permanente de
percepción en vosotros que siempre que empecéis a ver algo malo en el otro, lo recordéis.
Sorprendeos con las manos en la masa, para poder parar en el acto. Y pedir que se os perdone.

La gratitud prepara el camino. Sentíos tan agradecidos a la existencia como os
sea posible... por cosas pequeñas, no solo por las grandes... por el simple acto de
respirar No tenemos ningún derecho sobre la existencia, de modo que aquello que se
recibe es un regalo.
Desarrollad cada vez más la gratitud; dejad que se convierta en vuestro estilo. Estad
agradecido a todos.
Si se entiende la gratitud, entonces se agradecen las cosas que se han hecho de forma
positiva. Incluso se agradecen las cosas que se han realizado negativamente. Estáis
agradecidos de que alguien os ayudara; este es solo el principio. Luego se empieza a
agradecer que alguien no os hiciera daño... cuando podría haberlo hecho; fue amable.
Una vez que se entiende el sentimiento de gratitud y se le permite penetrar hondo en el
ser, se empieza a sentir gratitud por todo. Y cuanto más agradecidos seáis, menos os quejaréis
y gruñiréis.
Cuando desaparecen las quejas, también desaparece la desdicha, ya que esta existe con
la queja. Está enganchada a las quejas y a la mente propensa a quejarse. Es imposible que
exista con la gratitud. De manera que este es uno de los principales secretos que hay que
aprender.

¿Por qué esperar motivos? La vida tal como es debería ser suficiente razón para
reír. Es tan absurda, es tan ridícula. Es tan hermosa... ¡tan maravillosa!
Es todo tipo de cosas al mismo tiempo. Es una gran broma cósmica.
La risa es la cosa más fácil del mundo si la permitís, pero se ha convertido en algo
difícil. La gente ríe muy rara vez, y aun cuando lo hace no es una risa verdadera. Las personas
ríen como si le hicieran un favor
a alguien, como si cumplieran un cierto deber. La risa es diversión. ¡No es un favor a
nadie! Igual que con el amor. También el amor es diversión. La risa es diversión. La vida es
diversión. Pero, de algún modo, en la mente ha calado hondo que estáis cumpliendo con un
deber.
No se debería reír para hacer feliz a otro, porque si vosotros no sois felices, no podéis
hacer feliz a nadie. Simplemente deberíais reír por voluntad propia, y sin que exista un motivo
en particular.
Si empezáis a analizar las cosas, no seréis capaces de dejar de reír. Sencillamente, todo
es perfecto para la risa, no falta nada, pero no lo permitimos. Somos muy mezquinos con la
risa, con el amor, con la vida. En cuanto sepáis que se puede dejar de ser mezquinos, pasaréis
a una dimensión diferente.
La risa es la verdadera religión. Todo lo demás es metafísica.







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