Translate

sábado, 27 de abril de 2013

POHNPEI EL SECRETO 6





POHNPEI  EL SECRETO 6

NAN MATOL



Nan Madol fue la sede ceremonial y político del Saudeleur dinastía, que de united Pohnpei estima 25.000 personas hasta cerca de 1628. [ 3 ]Apartadme entre la isla principal de Pohnpei y Isla Temwen , era una escena de la actividad humana ya desde la primera o del siglo II de nuestra era. Por la construcción de islotes del siglo octavo o noveno había comenzado, pero el distintivo megalítica arquitectura probablemente no fue iniciado hasta quizás el 12 o principios del siglo 13.
Poco se puede verificar por la construcción megalítica. Pohnpeiano tradición afirma que los constructores del complejo Lelu en Kosrae (igualmente compuesto por edificios de piedra enormes) emigraron a Pohnpei, donde se utilizan sus habilidades y experiencia para construir el más impresionante complejo Nan Madol. Sin embargo, esto es poco probable: la datación por radiocarbono indica que Nan Madol es anterior Lelu.Como Lelu, un objetivo importante de la construcción de una ciudad separada era aislar a la nobleza de la gente común.
Según pohnpeiano leyenda, Nan Madol fue construida por los brujos doble Olisihpa y Olosohpa de la mítica Katau occidental o Kanamwayso. Los hermanos llegaron a una gran canoa que buscan un lugar para construir un altar para que pudieran adorar Nahnisohn Sahpw, el dios de la agricultura. Después de varios intentos fallidos, los dos hermanos construyeron con éxito un altar en off Temwen isla , donde realizaron sus rituales. En la leyenda, estos hermanos levitó las enormes piedras con la ayuda de un dragón volador. Cuando Olisihpa murió de viejo, Olosohpa se convirtió en la primera Saudeleur . Olosohpa se casó con una mujer de la localidad y engendró doce generaciones, produciendo otros dieciséis gobernantes Saudeleur del Dipwilap ("grande") del clan. [ nota 2 ] Los fundadores de la dinastía gobernó con amabilidad, aunque sus sucesores colocan cada vez mayores demandas de sus súbditos. Su reinado terminó con la invasión de Isokelekel , que también residía en Nan Madol, aunque sus sucesores abandonaron el lugar.
Dicho por la wikipedia sobre Nan Matol

Todo cuanto se recuerda en la isla acerca de la construcción de las enigmáticas ruinas de la ciudad y
de las islas artificiales de Nan Matol, remite indefectible y únicamente a la actuación de Olosipe y
Olosaupa, que ya vimos en detalle. Eran antropomorfos, no eran isleños, eran ingenieros, constructores,
eran poderosos y por medio de llamadas mágicas reunieron los enormes bloques de piedra en este lugar, a
cuya convocatoria dichas piedras llegaron por el aire, volando, desde otro lugar.
Olosipe y Olosaupa habían venido de nadie sabe dónde para construir aquí una ciudad sobre islotes
artificiales.


PRIMERAS NOTICIAS


Comienza con las siguientes palabras el tercer y último volumen que el etnólogo alemán doctor Paul
Harnbruch dedicó a la isla de Pohnpei tras la visita que le rindió en 1910: «Desde que se conoce la isla de
Pohnpei, ésta le presenta al mundo civilizado un enigma cuya solución se ha venido haciendo cada vez más
difícil y que acaso jamás llegue a desvelarse por completo. De todas las impresiones que el visitante recibe
del país y de sus habitantes la más duradera es la visita a la ciudad artificial de Nan Matol, "en (los)
(espacios) intermedios", situada en el lado oriental de Pohnpei. Desprovistas desde hace decenios de su
antiguo esplendor, retornando paulatinamente a la destrucción por la acción de las fuerzas naturales, y con
un significado que solamente les era conocido a unos pocos nativos que aún hoy guardan el secreto de su
íntimo saber ante las preguntas del extranjero, no ha menguado el interés de estas "ruinas de Matolenim"».
Anteriormente a los exhaustivos estudios que Hambruch acometió en ellas en el verano de 1910, las citadas
ruinas fueron visitadas o notificada su existencia por los siguientes extranjeros:
Nan Matol, cuyas ruinas visibles desde el mar —tal y como ya dejé anotado en su momento—
aparecen reflejadas en el primer mapa conocido de la isla de Pohnpei, trazado en enero de 1828 por el
alférez ruso Zavalichine por encargo de Friedrich Lütke, a cuyo mando iba la expedición de la corbeta
Senyavin, curiosamente no aparece mencionada en cambio en ningún otro lugar del extenso informe de la
misma, que incluye sendos trabajos amplios tanto del propio Friedrich Lütke, como de F. H. von Kittlitz,
otro miembro de la expedición. Los componentes de esta expedición ordenada por el zar Nicolás I no
llegaron a desembarcar en la isla, pero de todas formas el mapa de Zavalichine constituye el primer
documento que da muda fe de la existencia de las ruinas de la ciudad de Nan Matol.
En febrero de 1835, el New South Wales literary, political and commercial Advertiser, de Sydney,
Australia, informa en la pluma de su editor doctor Lhotsky, sobre las ruinas. Menciona a su vez una previa
referencia a las mismas hecha por un tal señor Ong, «que se radicó ahora en Australia», en el Habart Town
Courier, en la que éste escribe: «En el extremo nordeste de la isla, en un lugar llamado Tamen, se hallan las
ruinas de una ciudad que ahora solamente es accesible en botes, ya que las olas llegan hasta las escaleras de
las casas. Los muros están ocupados por viejos árboles de la fruta del pan, cocoteros y otros, y las ruinas
ocupan un espacio de más de una hora. Las piedras de los muros están colocadas en capas, pero en ángulo
recto, y muestran huellas de un arte que excede en mucho las capacidades de los actuales habitantes.
Algunas de las piedras labradas tienen una longitud de 20' y una anchura de 3'-5', pero no se advierte
vestigio alguno de ninguna masa de unión. Los muros tienen aberturas para puertas y ventanas. Todos estos
edificios están construidos con una piedra que es completamente diferente de la que hay en las
inmediaciones». (...) «Al preguntar a los nativos acerca del origen de estas construcciones, responden quefueron edificadas por hombres que ahora están en el cielo». Éste es, hasta el momento, el primer texto y la primera mención que he podido hallar referida a las ruinas de Nan Matol, y notificada por persona no nativa de la isla. Poco después, el 23 de octubre de 1835, el artículo aparecería reproducido en el núm. 296 de la revista Das Ausland. Posteriormente, el doctor Lhotsky dictaría una conferencia sobre las ruinas en la
«Royal Asiatic Society», concretamente el 2 de marzo de 1839 (según informa Das Ausland en el mismo
año), y publicaría en la repetida revista Das Ausland en 1840 un ensayo en el que menciona el testimonio de otro visitante pionero de Nan Matol: «Unos 18 meses después de que apareciera este artículo [se refiere al del señor Ong] el Colonist, uno de los periódicos de Sydney, publicó una noticia más amplia acerca de estas ruinas, de la cual reflejaré aquí lo más destacado. La noticia procede de un tal señor Campbell, que visitó la isla en calidad de médico traumatólogo a bordo de un ballenero, y que luego se radicó en Nueva Gales del Sur». (...) «Sobre las ruinas dice lo siguiente: En el lado sur de la isla y a una milla del puerto de Metaleline hay vestigios de construcciones, la más destacada de las cuales la constituye un cuadrado triple, que en su conjunto ocupa un área de unos 300 pies cuadrados. Lo rodea un parapeto [una galería externa] que mide 4'- 5' de alto y 15' de ancho. Este parapeto está completamente cubierto de árboles y maleza, pero en todo momento se puede dar la vuelta a estos edificios en bote. El tipo de piedra del que están hechas estas construcciones es granito [un error del observador, ya que se trata de basalto] y algunos de estos bloques miden 20'-25' de largo. En el interior del muro hay otro parapeto, de 7' de alto y unos 10' de ancho. Los muros tienen un grosor de 30' en la base y 20' encima del parapeto. Estas construcciones tienen solamente una entrada en el lado opuesto al mar; esta entrada tiene un ancho de 30'. No hay forma de decidir si estas construcciones estuvieron en algún momento cubiertas; pero de todas formas no se aprecian en la parte superior del muro agujeros en los cuales pudieran haberse asentado vigas o similares. No se advierte en ninguna parte ni mortero ni cal. En una de las construcciones existen varias bóvedas bajo el suelo, que están llenas de huesos humanos. Los habitantes actuales no saben nada concreto sobre el origen de estos edificios,pero sí los consideran sagrados, y pocos se atreven a pisarlos. No lejos de estas construcciones se halla un pequeño puerto, en el que incluso hay construido un gran dique, dentro del cual podría anclar un barco relativamente grande. Este lugar está rodeado por un muro de extraordinaria fuerza, de 15' de alto, pero en estado ruinoso. Algunas de sus piedras pesan 4 toneladas. El autor opina que acaso todos estos muros y diques fueron en parte erigidos para salvaguardar a las construcciones situadas más hacia tierra firme de la penetración y la violencia del mar». Creí interesante reproducir estos dos primeros relatos sobre el estado en que se hallaban las ruinas al ser halladas por vez primera por los extranjeros arribados a Pohnpei.

Al año siguiente, o sea en 1836, aparece publicado el ya muy repetido relato del marino aventurero
James O'Connell, A Residence of eleven Years in New Holland and the Caroline Islands, en cuyo capítulo
XV relata también su descubrimiento de las sorprendentes ruinas, descubrimiento que debió tener lugar
antes de las visitas al lugar relatadas por Ong y por Campbell,«Ahora quiero referirme a la aventura más grande que viví en este viaje; será la prueba de cargo de mi amor a la verdad, ya que voy a informar del hallazgo de una gran isla deshabitada, en la que se hallan unas imponentes ruinas, cuyo estilo arquitectónico difiere por completo del usual de los nativos actuales. Tienen una considerable extensión. En el lado oriental de este enjambre de islas se halla una gran isla plana que con la marea alta queda dividida por el agua en unos 30 ó 40 islotes, agua que crece y las rebasa. A causa de la superficie, que es casi completamente plana, se diferencia de las demás islas. No hay rocas sobre las cuales la naturaleza pudiera acaso haberla formado. En lugares aislados crecen árboles frutales, pero nadie los toca, ya que es imposible convencer a nativo alguno para que los toque o incluso coja sus frutos. Cuando descubrí esta isla me acompañaban George y un nigurt [los nigurts constituyen la raza considerada inferior por los pohnpeyanos, formando parte del parcialmente esclavizado grupo étnico negro que puebla las islas
del Pacífico] el cual nos acababa de advertir sobre ella, prometiéndonos una sorpresa. Fue toda una
sorpresa, sí. Desde lejos estas ruinas tienen la apariencia de fantásticas formaciones naturales; mas, cuando
nos fuimos acercando a ellas, ambos nos asombramos al descubrir claros vestigios de actividad humana.
Entramos precisamente con la marea alta, de forma que pudimos penetrar con nuestra canoa en un estrecho
canal que en algunos tramos era tan estrecho que no podría haber cruzado otra canoa a nuestro lado,
mientras que en otros puntos, presumiblemente debido a la irregularidad del terreno, se ensanchaba en
amplias lagunas. Al entrar, recorrimos un largo trecho entre dos muros de piedra, que sin sacar a la canoa de
su camino podríamos haber tocado simultáneamente con las palas. Tenían unos buenos diez pies de altura;
algunas partes aisladas estaban hundidas, otras estaban muy bien conservadas. Por encima de los muros
surgían los cocoteros, de vez en cuando también algún árbol de la fruta del pan, que proporcionaba entonces
holgada y refrescante sombra. Por doquier reinaba un profundo silencio, y ningún ser vivo se movía por
ningún lado; a lo sumo, algunos pájaros. Tocamos tierra en el primer lugar adecuado, en el que los muros
retrocedían en un recodo del canal. Únicamente el pobre nigurt parecía no poder salir ni entrar a causa de su
terror; nada pudo convencerle para que abandonara la canoa. Los muros encerraban superficies
redondeadas; entramos, pero no hallamos más que árboles y maleza. Si no hubiera sido porque los muros
recordaran demasiado claramente el que aquí había habido hombres, podría haberse pensado que jamás
llegaron a estos parajes. Exploramos los muros. Estaban formados por piedras de diferentes tamaños, que
oscilaban entre los 2 y 10 pies de largo y 1-8 de ancho; los espacios intermedios y las fisuras estaban
cuidadosamente rellenados con piezas más pequeñas. Eran de la piedra azulada que se halla en grandes
cantidades en la isla habitada y parece ser, como ya dije, de estructura pizarrosa; estaba fracturada y
adaptada a los fines a los que debía servir. En muchos tramos, los muros estaban derruidos hasta tal punto
que pudimos fácilmente pasar por encima de los mismos. A nuestro regreso a la canoa asaltamos a nuestro
nigurt con preguntas; la única respuesta fue: "Animan". No supo explicarnos cómo habían sido construidos
estos muros de piedra, no sabía nada sobre su utilidad, nada sobre su antigüedad. Se contentaba con el
hecho de que eran la obra de los animan; no quería averiguar nada más, tampoco se atrevía a examinarlas
más de cerca, ya que para él eran las viviendas de los espíritus de los muertos. Antes de que la marea baja
encallara nuestra canoa en el fondo, regresamos a Kiti; de esta isla habíamos traído al nigurt que nos
acompañaba. Cuando en Roi en Kiti le declaramos al jefe que queríamos explorar la isla al día siguiente,
nos dijo que no podíamos hacerlo, puesto que era majorhowi». (Majorhowi = me saraui, o sea, sagrada).
«Pero dado que yo le superaba en rango [por relaciones familiares anteriormente adquiridas por O'Connell
en la isla] no pudo impedirme la visita. Intentó, pues, asustarme, y me aseguró que los animan no me
dejarían regresar con vida de la isla, si penetraba en su reducto más sagrado. Bien, al día siguiente, George y yo nos abrimos paso a través de los nativos, que pretendían retenernos, y ocupamos la canoa. Entonces comenzaron a plañir: "¡Acoa han midjila! ¡Acoa iningah landjob toto! ¡Midjila!" (¡Koma pan mátela! ¡Koma muasan nan ísap toto! ¡Mátela!) "¡Moriréis! ¡Queréis ver todos los países! ¡Morir!" Partimos. Mi posición y su miedo del lugar que era majorhowi, les impidieron la persecución. Durante la segunda visita a esta abandonada Venecia de los mares del Sur nos proponíamos explorarla atentamente. No contábamos
con la presencia de ningún nativo que nos aburriera con su supersticioso miedo. Prisa tampoco teníamos.
Amarramos por lo tanto la canoa y aguardamos en la isla a la próxima marea baja. Durante varios días
consecutivos fuimos repitiendo así las visitas; por la noche regresábamos a Kiti. [Tal y como ya lo comenta
acertadamente Paul Hambruch, y nosotros mismos pudimos comprobarlo durante nuestra estancia en
Pohnpei, es imposible efectuar diariamente el trayecto de Kiti a Nan Matol, de forma que debe deducirse
que O'Connell se está refiriendo con este nombre a otro punto de partida.] Ningún nativo apostaba su vida
por nosotros. Si bien cabría pensar que, estando tan familiarizados con el lugar, sus temores hubieran
remitido algo, ya que con la marea baja se puede pasar cómodamente a pie de Kiti hasta los edificios
embrujados, que forman una parte de esta isla. [De acuerdo con esta manifestación, lo que O'Connell llama
Kiti debía de ser necesariamente la costa oriental de Matolenim, situada frente a la isla de Tsamuin, en cuya
vertiente oriental están a su vez ubicadas las ruinas.] Estas exploraciones eran lo suficientemente excitantes
como para acaparar todos nuestros pensamientos. Durante mi estancia en las Carolinas nada me interesó ni
me cautivó en mayor grado que estas ruinas. Pues era imposible que estas tremendas murallas de piedra
hubieran sido traídas y erigidas sin algún tipo de ayudas mecánicas, ayudas que rebasaban infinitamente a
las que llegué a conocer entre los nativos. Las construcciones evidenciaban un gran saber de los arquitectos.
Si bien de su derruido estado no podía deducirse el motivo para el que fueron erigidas. La mayor parte de
ellas eran redondeadas y encerraban superficies de ¼-1 milla de perímetro. Muchas eran elípticas, otras
completamente redondas o se asemejaban a paralelogramos. Los muros se combaban, adaptándose al suelo, hacia fuera. Sólo raramente hallamos agua en el interior de los muros; pues parecen cubrir las partes más altas de la isla. Así, el conjunto produce con la marea alta el efecto de muchos islotes fortificados. En el flanco oriental, la espuma de las olas que se rompen sobre el arrecife que toca a la isla, saltan por encima de una de las murallas. Los barcos deberían poder verlo a su paso. Quienes nada sospechan de todo esto, será
porque ello no les debe parecer algo extraordinario. La parte principal de estas ruinas merece una descripción más detallada. La muralla exterior tiene un perímetro de aproximadamente una milla. La superficie en ella encerrada no está vacía, como en la mayor parte de las demás construcciones, sino que a una distancia de unos 20 pies de la muralla exterior se levanta una segunda, que corre paralela a la primera; a la misma distancia de la segunda hay otra, y así sucesivamente hasta un total de cinco a seis murallas. La última muralla, en el centro de la edificación, es correctamente cuadrada. El espacio que encierra mide unos 40 pies de largo y de ancho. La muralla exterior medía en una de las esquinas aproximadamente 25-30 pies de alto. En los otros tres lados, que quedan más expuestos al flujo y reflujo de la marea y que por lo tanto están socavados, la muralla está hundida en varios puntos. Sin embargo, las murallas interiores están todas bien conservadas. El lado indemne de la muralla externa parece haber formado la fachada principal, puesto que pilares o jambas, que posiblemente formaron antaño una parte del portal, yacían atravesados en el canal. La entrada tenía unos 4 pies de altura. Después de haber entrado no hallamos abertura alguna en la muralla siguiente; mas cuando nos hubimos abierto camino a través de la maleza hallamos un paso que se encuentra en la esquina, a la derecha de la primera entrada. Pasamos por allí y hallamos en la muralla siguiente una abertura en el lado izquierdo; así fuimos avanzando hasta la muralla interior, cruzando alternativamente las entradas situadas en el lado derecho o en el izquierdo de las murallas. Cuando hubimos dejado atrás la última muralla, cayó casualmente una rama de un árbol, descubriendo una cámara funeraria a la cual descendimos. Mi primer pensamiento fue que este lugar era un cementerio. Pero el único fundamento para esta suposición fue el hallazgo de un esqueleto que yacía abajo en la cámara y cuyos restos se hallaban esparcidos por el suelo. Habría que culpar de ello a las ratas. No hallé ninguna pala ni mazo. Cuando más tarde hablé de ello en Net, me dijeron que había allí enterrado un jefe de Kiti. En Kiti mismo los nativos o no sabían nada de ello, o no quisieron soltar información al respecto. Las vigas y tepes que cubrían el techo de la cámara funeraria debían de haber sido colocados allí únicamente después de que el cadáver que encontré hubiera sido depositado en aquel lugar. El hecho de que la cámara funeraria fuera usada para inhumaciones, incluso en ocasión de este caso aislado del cual se acuerdan los vivos, parece dar un punto de referencia aproximado sobre las finalidades con las que fue construido este lugar. De todas formas, no logré obtener otras informaciones excepto las que decían que las ruinas habían sido construidas
por los "animan". En uno de los canales yacía una gran piedra cuadrada, de la que el nigurt que nos había
acompañado el primer día dijo que la había perdido un espíritu cuando intentaba traer a la piedra hasta aquí.
La personalidad inhumada fue un Edyomet [tsopeiti] muy respetado. En fin, debían de existir unos motivos
muy especiales que impedían que los nativos visitaran este lugar. Acaso lo deseara así el fallecido.Personas que conozcan de cerca los vestigios del antiguo Oriente las visitarán y serán entonces capaces de
pronunciarse acerca del probable origen de este pueblo, a base de la similitud de las ruinas con otras
construcciones de pueblos antiguos. Dado que yo no dispongo de estos conocimientos, y además los nativos
tampoco me apoyaban, sino que egoístamente eludían todas mis preguntas que podrían haber aportado
alguna luz, no soy capaz ni de elaborar una teoría. La explicación de que las construyeron los "animan", de
que los animan habitan en ellas, de que son majorhowi para alguien, parece haberse ido heredando de una
generación a otra. Necesariamente se trata de construcciones de un pueblo que superaba a los actuales
habitantes de la isla. Me atrevo a decir que fue incluso un pueblo completamente diferente. Pero todo ello
no dejan de ser suposiciones que no se apoyan en nada. Únicamente la cámara funeraria ofrece un apoyo
para la suposición de que este laberinto hubiera sido dispuesto para inhumaciones y que por este motivo se
erigieran estas imponentes construcciones en piedra. Por otra parte no está claro si la cámara funeraria ha
sido construida únicamente para este Edyomet [Gran sacerdote]. Dado que solamente se halló un esqueleto,
ello parece incluso muy probable. Además la forma de construcción en la isla con las ruinas se diferencia de
tal forma de los muros de piedra de los actuales habitantes, que las primeras tienen que proceder
necesariamente de un pueblo completamente diferente. En las islas se emplean para los muros de piedra,
para los fundamentos, etc., que se erigen con mucha limpieza, piedras de todos los tamaños y tipos; en
cambio en las ruinas, las piedras parecen haber sido expresamente fracturadas, incluso labradas, para los
lugares que ocupan. Son resistentes y aguantan también firmemente en su lugar, si los fundamentos no
fueran socavados. El fundamento se erige bajo agua. La construcción de las murallas comienza a la altura
del suelo. Me fijé, especialmente en los portales, si había algún tipo de jeroglíficos, mas no hallé nada
semejante. Al cabo de quince días nuestro comité de dos hombres, o sea George y yo, llegó a la conclusión
de que las ruinas pertenecían a alguna ciudad o asentamiento antiguo, sobre cuyo origen, o sobre cuyo
motivo para un abandono de la misma no sabíamos absolutamente nada. Los canales y entradas debieron de
haber sido caminos terrestres que luego se vieron inundados por las aguas, debido a que las construcciones
habían sido erigidas sobre un arrecife. Nos apercibimos también de que la altura relativamente grande de las
parcelas de tierra encerradas por las murallas queda determinada por la protección de los fundamentos de
las murallas. Allí donde las murallas se derrumban, abre brecha el agua y penetra en el interior de la
parcela. Finalmente acabamos por concederles gustosamente a los "animan" que habían sido realmente
mejores constructores que la gente que hoy en día habita la isla.

Francisco Michelena y Rojas, visita a su vez las ruinas, de las que habla en su obra Viajes en todo el mundo
desde 1822 hasta 1842, que aparece en Madrid en 1843. Contiene pasajes claramente plagiados de la
narración de Campbell ya reflejada en estas páginas, pero aporta también nuevos datos. Afirma en su
testimonio que existen allí gigantescas ruinas, vestigios de otro pueblo, muy adelantado en la civilización,
del que ha desaparecido incluso el recuerdo de su existencia pretérita. Comenta que en el sur de la isla, a una milla del puerto de Matolenim, existen importantes ruinas de construcción magnífica, gigantesca, que denotan según todos los indicios una gran antigüedad. Afirma que, sin ningún género de dudas, estas ruinas son obra de una raza muy superior a la generación de nativos actuales (1841). Más adelante comenta que es difícilmente comprensible cómo este antiguo pueblo podía poseer tan extraordinarios conocimientos de las leyes mecánicas y de otras artes, ya que el traslado de estos bloques y el asentamiento de las imponentes piezas en su posición actual requerían una extraordinaria fuerza y habilidad. De Nan Tauas menciona la existencia, en su interior, de muchas cámaras subterráneas con huesos humanos. Dice adicionalmente que los isleños consideran Nan Matol como la sede de una divinidad, lo consideran lugar sagrado, y que pocos son los que osan cruzar sus límites. Le dijeron que algunas cámaras estaban llenas de conchas (carey), que le eran ofrendadas a la divinidad de este lugar. A pesar de ello, ningún ruego ni hecho de los extraños era capaz de lograr que esta gente bondadosa les señalara el lugar en el que estaban enterradas las riquezas —las conchas— de este país. El motivo que aducen para esta negativa es que si por desventura uno de ellos osara revelarlo, serían aniquilados no solamente él, sino todos los habitantes de la isla. Otro descubrimiento de Michelena y Rojas es el que efectúa en los islotes de Pei kap y de Pan Katera: dice que aparte de Nan Tauas existen en el flanco occidental de Nan Matol otras inmensas ruinas, que son vestigio de antiguos edificios. Una de estas ruinas alberga un pequeño pozo o cisterna de muchas brazas de profundidad, cuya construcción debió de requerir un trabajo de unos buenos cien años de duración. Concluye Michelena y Rojas que si uno toma en consideración todos estos aspectos, se llena de admiración y se le abre a la fantasía un ilimitado campo de suposicion. Enigma en cuanto a la depurada y avanzada técnica que se requiere evidentemente para excavar en el coral duro y trabajando debajo del agua semejante agujero.
Dejamos para el proximo articulo el secreto de esta isla,que para mi puede ser el inicio de la raza humana o como dicen los indios Hopi el cuarto mundo.

viernes, 26 de abril de 2013

DOUGLAS RUSHKOFF

DOUGLAS  RUSHKOFF




Douglas Rushkoff (nacido el 18 de febrero 1961) es un americano medio teórico, escritor, articulista, conferenciante, escritor y documentalista gráfico. Él es mejor conocido por su asociación con la temprana cyberpunk cultura, y su defensa de código abierto de soluciones a los problemas sociales.
Rushkoff es considerado con mayor frecuencia como un teórico de los medios , y conocido por acuñar los términos y conceptos, incluyendo los medios de comunicación viral (o virus de los medios de comunicación), nativos digitales , y la moneda social.
Es autor de diez libros sobre los medios de comunicación, la tecnología y la cultura. Escribió la primera columna sindicada en cibercultura para The New York Times New Syndicate, así como las columnas regulares para The Guardian de Londres, [ 1 ] Arthur , [ 2 ] Discover , [ 3 ] y revistas en líneaDaily Beast , [ 4 ] TheFeature . com y reuniones revista de la industria One .
Las referencias a los medios de comunicación ecologista y la Escuela de Comunicación fundador Toronto Marshall McLuhan aparecen en la obra de Rushkoff como un enfoque en los medios de comunicación sobre el contenido, los efectos de los medios en la cultura popular y el nivel en el que las personas participan en el consumo de medios de comunicación.
Rushkoff trabajó con Robert Anton Wilson [ 28 ] y Timothy Leary en el desarrollo de sistemas filosóficos para explicar la conciencia, su interacción con la tecnología y la evolución social de la especie humana, y hace referencia tanto constantemente en su obra. Leary, junto con John Barlow y Terence McKenna caracteriza a mediados de los años 90 como tecno-utópicas, y vio a la rápida aceleración de la cultura, los medios de comunicación emergentes y el avance sin control de la tecnología como completamente positivo. [ 29 ] propio entusiasmo desenfrenado de Rushkoff para cibercultura se templó por el boom de las puntocom, cuando el carácter no lucrativo de la Internet fue superado rápidamente por las corporaciones y el capital de riesgo . Rushkoff menudo cita dos eventos en particular, - el Netscape día se convirtió en una empresa pública en 1995, [ 30 ] y el día AOL compró Time Warner en 2000 [ 1 ] - como momentos clave en la comprensión de las fuerzas que intervienen en la evolución de los nuevos medios . Pasó varios años explorando el judaísmo como un manual para la alfabetización mediática , yendo tan lejos como para publicar un libro invitando Judios para restaurar la religión a sus raíces "de código abierto". [ 31 ] Fundó un movimiento por la progresiva judaísmo llamada Reboot, pero posteriormente fue cuando sintió sus financiadores se había vuelto más preocupados por la comercialización y publicidad del judaísmo de su mejora actual y evolución. [ 27 ] Desilusionados por el fracaso del modelo de código abierto para desafiar las jerarquías arraigadas e institucional de la religión a la financiación, se convirtió en un compañero de Mark Crispin Miller y Naomi Klein , que aparece con ellos en la universidad de Smith [ 32 ] , así como en numerosos documentales denunciando la mercantilización del espacio público y la conciencia. [ 33 ] Se ha dedicado recientemente a los problemas de la alfabetización mediática, [ 34 ] gobierno participativo, y el desarrollo de locales y monedas complementarias . [ 35 ] Él escribió un libro y película llamada Life Inc. , [ 36 ] que traza el desarrollo delcorporativismo y la moneda centralizada desde el Renacimiento hasta hoy, y acoge un programa de radio llamada MediaSquat en WFMU, preocupado por recuperar el comercio y la cultura de la dominación social.
La filosofía de Douglas Rushkoff desarrolla a partir de una visión tecno-utópica de nuevos medios de comunicación a una crítica más matizada del discurso cibercultura y el impacto de los medios en la sociedad. Viendo todo a excepción de la intención como los medios de comunicación, con frecuencia explora los temas de la forma de hacer que los medios interactivos, la forma de ayudar a las personas (especialmente niños) analizar y cuestionar con eficacia los medios de comunicación que consumen, así como la forma de cultivar la intención y la agencia. Se ha teorizado sobre medios tales como la religión, la cultura, la política y el dinero.
Hasta finales de los años 90, la filosofía de Douglas Rushkoff hacia la tecnología podría ser caracterizado como medios determinista. Se suponía que los medios de comunicación Cibercultura y nuevas para promover la democracia y permitir que las personas trascienden lo común.
En Cyberia , Rushkoff afirma la esencia de la cultura de mediados de los 90 como la fusión de psicodelia delirio, la teoría del caos y las primeras redes de computadoras . La promesa del resultado "contra cultura" fue que los medios de comunicación iban a cambiar de ser pasiva a activa, que íbamos a abrazar lo social sobre el contenido, y que faculta a las masas para crear y reaccionar.
Esta idea también aparece en el concepto de que el virus de comunicación, que Rushkoff detalles en la publicación de 1994 Virus medios: Agendas ocultas en la cultura popular . Este importante trabajo adopta las metáforas orgánicas para demostrar que los medios de comunicación, como los virus, son móviles, fácilmente duplicado y se presenta como no amenazante. [ 46 ]Las tecnologías pueden hacer que nuestra interacción con los medios de comunicación una experiencia enriquecedora si aprendemos a descifrar las capacidades que nos ofrece nuestros medios de comunicación. Por desgracia, la gente suele ir un paso por detrás de nuestras capacidades de comunicación. Idealmente, medios de comunicación y las nuevas tecnologías tienen el potencial para iluminar, para ayudar a los movimientos de base, para ofrecer una alternativa a los tradicionales medios de comunicación "de arriba hacia abajo", para conectar los diversos grupos y para promover el intercambio de información.
Rushkoff no limita sus escritos a los efectos de la tecnología en los adultos, y en el que juega el futuro vuelve su atención a la generación de personas que crecen que entienden el lenguaje de los medios de comunicación como los nativos, custodiados contra la coerción.
Con coacción (1999), Rushkoff analiza con realismo los beneficios y peligros potenciales inherentes a la cibercultura y analiza las estrategias de mercado que trabajan para hacer que las personas actúan por instinto (y comprar!) en lugar de reflexionar racionalmente. El libro quiere que los lectores aprenden a "leer" los medios de comunicación que consumen e interpretar lo que realmente se está comunicando.
La reina: La verdad sobre el judaísmo . explora el medio de la religión e intelectualmente deconstruye la Biblia y las formas en que la religión no las proporcione conectividad verdadera y experiencias de transformación.
Más recientemente, Douglas Rushkoff ha convertido su lente crítico para el medio de la moneda . Uno de los conceptos más importantes que las monedas y desarrolla la noción de moneda social , o el grado en que determinados contenidos y medios de comunicación pueden facilitar y / o promover las relaciones e interacciones entre los miembros de una comunidad. Rushkoff menciona bromas, los escándalos, los blogs, el ambiente, es decir, cualquier cosa que pudiera engendrar "fuente de agua" hablar, como moneda de cambio social.
En su libro, la Vida, Inc. , Rushkoff echa un vistazo a moneda física y la historia de corporativismo . A partir de una visión general de cómo el dinero se ha ido centralizada a través del tiempo, y reflexionar las razones y las consecuencias de este hecho, se va a demostrar cómo se ha convertido en nuestra sociedad definida por y controlado por la cultura corporativa .









POHNPEI EL SECRETO 5






POHNPEI  EL SECRETO 5


En anteriores articulos hablamos de la semejanza en las antiguas tradiciones de diferentes partes del planeta veamos en Ponhpei que cuentan ...
 Igualmente conviene repasar las manifestaciones de Nan Tsapue, al que por una parte los nativos tratan de «gran espíritu poderoso», y que al estar relacionado con un gran estruendo, lógicamente pasa a ocupar el puesto de la divinidad rectora de los truenos. Pero Nan Tsapue, que alterna sus quehaceres celestes con largas temporadas de permanencia en Pohnpei, es capaz de casarse con mozas que a su vez son ya hijas de padre celeste y de madre terrestre. Así lo refiere una narración familiar del clan de los Tip en uai: Tau Katau desciende del cielo y advierte que la terrestre Lientil —de singular origen a su vez— no está nada mal. Se casa, pues, con ella y se la lleva al cielo. De este cruce de razas resultan tres hijas: Liput, Lipotikilan y Lipaut. Ni corto ni perezoso, Nan Tsapue se casa con las tres, y aún le quedan ánimos para hacer lo propio con otra mujer del clan de los Tip en man. A partir de aquí, los viajes de uno y otras de la Tierra al cielo y viceversa son cosa habitual. Con el nacimiento de sus hijos Auntol en Langina y Nanit en Langina aparece en aguas circundantes a Pohnpei una curiosa vela: «Terminada la confección de la vela, la probaron. Se dirigieron con ella a Tip en meterane y continuaron hasta Imun take mau. No disponían de canoa en la cual viajar, sino que precisaban únicamente la vela, que se mantenía erguida sobre el agua del arrecife». (...) «Al hacer su aparición, todo el mundo se extrañó al ver una vela que se alzaba erguida sobre el mar y no portaba canoa, una vela con la que regresaron a Na». De acuerdo con lo que pudo averiguarse,
Nan Tsapue es el personaje que da comienzo a la cadena sacerdotal de Salapwuk.
Cuenta el marino aventurero James O'Connell en la primera mitad del. siglo pasado y en su libro citado A residence of eleven years in New Holland and the Caroline Islands que, al contemplarse en su espejo de mano los nativos, creyeron en principio que la reproducción de sus caras en el mismo era debida a espíritus que se hallaban detrás del mismo. Cuenta también O'Connell que, al regreso de su primera visita a las ruinas de Nan Matol, y al preguntarle a su acompañante nativo — que no se había atrevido a penetrar con él en el recinto de la ciudad muerta— acerca de los constructores de la misma, obtuvo por toda respuesta: «Animan», o sea, que era la residencia de los espíritus, sus constructores, que seguían campando allí dentro. Por ello no entraba allí bajo ningún concepto. De todas formas, hay que puntualizar que el nativo que acompañaba a O'Connell no era precisamente un conocedor de la tradición de la isla, y que ignoraba por tanto la historia de Olosipe y Olosaupa. Pero vale el testimonio como exponente de la convicción de los nativos de que aquella ciudad silenciosa era el feudo de los espíritus, que castigan con la muerte la presencia de extraños en aquel lugar. Paul Hambruch comprobó el 16 de agosto de 1910 en su visita a las ruinas que en alguna de las islas artificiales había viviendas modernas: «Pero habían sido nuevamente abandonadas por sus constructores y ocupantes. Los espíritus, los ani, vagaban por allí y los habían desalojado». Por su parte, el ya mencionado misionero doctor Gulick abunda igualmente en el siglo pasado en la creencia popular en la existencia de seres espirituales que adoptan forma humana, cuando escribe: «La creencia en espíritus que pululan en el aire y que a menudo regresan a la Tierra en forma humana, los mantiene en un estado de miedo y temor». Las narraciones tradicionales de la isla están llenas de ejemplos en los que aparecen espíritus que adoptan forma humana, ya sea de mujeres, hombres o niños. Más allá de estas consideraciones, cabe señalar que cada individuo posee un espíritu protector personal, que suele ser un antepasado muerto.
Mas cuentos curiosos por que se repiten en diferentes partes del planeta :

«Así pues Saukampul se puso en marcha en una canoa de nombre Lususen iap, una canoa que es diferente que las demás canoas, ya que nadie la gobernaba, sino que se movía por sí sola». Y: «La figura de Lap en Palikir infundía miedo también, ya que no era humano, sino que tenía la forma de un ave extraordinariamente grande, y volaba». O: «Palikir fue en otra época un lugar de constitución distinta que los demás lugares de Pohnpei, ya que una serie de figuras mágicas aparecieron tras la muerte del Lap en Palikir de forma de ave». Pero lo más interesante de la larga narración viene ahora. Enfrentados los habitantes de Palikir con los de Matolenim, se produce una situación de combate. Cito literalmente la narración: «Y, en el fragor de la lucha, fueron muertos también muchos de los hombres de Palikir. Entonces elevaron oraciones rápidamente a un espíritu llamado Sanoro. Éste es el espíritu al que ofrecían sacrificios en la antigua Palikir; por ello se les ocurrió dirigirse a él para suplicar ayuda. Su oración halló eco en el espíritu. Puesto que cuando sucumbieron en la lucha, el espíritu hizo aparecer rápidamente a una mujer entre los combatientes de Palikir. La mujer era tremendamente grande. Extendió entonces su cabellera y cubrió con ella a la gente de Palikir. En cuanto los hombres de Matolenim vieron a la mujer que se había alzado entre los de Palikir, los
brazos les comenzaron a pesar, y contemplaron extasiados sin poderse mover a la mujer que se encontraba entre la gente de Palikir. Entonces los hombres de Palikir se abalanzaron rápidamente sobre los de Matolenim y los mataron a todos».

Sigo sin salir de mi asombro al hallar semejante recuerdo en un relato originario de esta diminuta isla del inmenso océano Pacífico. Esoterismos aparte, considero este pasaje por sí solo como una joya dentro de los testimonios que a lo largo de la historia de la humanidad apuntan hacia la posibilidad de que alguien está encauzando, sin preguntárnoslo, nuestro destino. Para el lector que no los conozca, y para que pueda hacerse una idea de sus coincidencias, aportaré aquí pasajes similares al recién mencionado, en tierras americanas y mediterráneas. Así, Pedro de Valdivia relata lo siguiente en carta
dirigida a Carlos I de España y V de Alemania, y refiriéndose a un ataque de los nativos contra su fuerte establecido en lo que hoy es tierra chilena, en el año 1541: «Y paresce nuestro Dios quererse servir de su perpetuación para que sea culto divino en ella honrado y salga el diablo de donde ha sido venerado tanto tiempo; pues según dicen los indios naturales, que el día que vinieron sobre este nuestro fuerte, al tiempo que los de a caballo arremetieron contra ellos, cayó en medio de sus escuadrones un hombre viejo en un caballo blanco e les dixo:

"Huid todos, que os matarán estos cristianos", y que fue tanto el espanto que cobraron, que dieron a huir. Dixeron más: que tres días antes, pasando el río de Biubiu para venir sobre nosotros, cayó una cometa entre ellos, un sábado a mediodía, y desde el fuerte donde estábamos la vieron muchos cristianos ir para allá con muy mayor resplandor que otras cometas salir, e que caída, salió della
una señora muy hermosa, vestida también de blanco, y que les dixo: "Serví a los cristianos, y no vais contra ellos, porque son muy valientes y os matarán a todos".» En tierras mucho más norteñas, también Bernal Díaz del Castillo, el cronista de Cortés, relata en el capítulo XCIV de su Historia verdadera de la conquista de la nueva España cómo la aparición de una enigmática figura decide la victoria a favor de los españoles (a quienes los indios llaman «teules»): «Y preguntó el Montezuma que, siendo ellos muchos millares de guerreros, que cómo no vencieron a tan pocos teules. Y respondieron que no aprovechaban nada sus varas y flechas y buen pelear; que no les pudieron hacer retraer, porque una gran tecleciguata de Castilla venía delante dellos, y que aquella señora ponía a los mexicanos temor, y decía palabras a sus teules que los esforzaba; y el Montezuma entonces creyó que aquella gran señora que era Santa María y la que habíamos dicho que era nuestra abogada».
Otro ejemplo lo aporta Pedro de Cieza de León en el capítulo CXIX de La crónica del Perú: «Cuando en el Cuzco generalmente se levantaron los indios contra los cristianos no había más de ciento y ochenta españoles de a pie y de caballo. Pues estando contra ellos Mangoinga, con más de doscientos mil indios de guerra, y durante un año entero, milagro es grande escapar de las manos de los indios; pues algunos dellos mismos afirman que venían algunas veces, cuando andaban peleando con los
españoles, que junto a ellos andaba una figura celestial que en ellos hacía gran daño». Si nos vamos al Mediterráneo, en las antípodas de Pohnpei, seguimos encontrándonos con el mismo fenómeno, esta vez representado por la popular figura de san Jorge, que pertenece al grupo de los santos caballeros y soldados que desde el cielo ayudaron a los cristianos creyentes en sus luchas, en especial cuando combatían a los infieles. Entre ellos hay que contar a san Miguel y a san Magín, que tanto protegieron los intereses deCarlomagno. Los guerreros catalanes, antes de emprender alguna lucha, se encomendaban a san Jorge al igual que los guerreros de Palikir se encomendaron a Sanoro, y obtuvieron gran protección —al igual que aquellos—, particularmente en ocasiones en que luchaban contra los musulmanes. Así, cuando los árabes hubieron conquistado la ciudad de Barcelona y ésta hubo quedado arrasada, el conde Borrell II se reorganiza en Manresa. Con muy exiguas fuerzas decide volver sobre Barcelona, para intentar su reconquista prácticamente imposible. Mas, al llegar, no tardaron en fijarse en un apuesto guerrero que galopaba entre las nubes y que esgrimía un rayo por arma, con el cual sembró la muerte y el terror entre los moros que caían a millares o huían a todo correr. Desaparecido el misterioso caballero, al que nadie conocía, los hombres de Borrell II y Cataluña entera lo tomaron por patrón, y su cruz pasó a formar parte del escudo de Barcelona y de muchas otras ciudades y pueblos.

Aporto más intervenciones de este caballero que defiende a cristianos contra moros ayudando a Jaime el Conquistador en la conquista de Mallorca, y a los alcoyanos en la defensa de su ciudad, amén de otros casos similares, en que determinada aparición celeste o sobrehumana aparece en defensa de determinado bando de la lucha, en distintos lugares y épocas. Aquí quiero finalizar este breve repertorio con un caso de la historia de Roma, por cuanto también aquí, al igual que en la narración pohnpeyana, la divinidad
implorada acude a la llamada en auxilio del solicitante. Él personaje invocado es aquí Castor,Efectivamente, en el año 498 a. de JC., el exiliado Tarquino se encaminó sobre Roma, con la intención de aplastarla con aliados de treinta y seis ciudades de la Liga latina conducidos por Octavio Manilio. La batalla se libró junto al lago Regilo, cerca de la actual Frascati. Cuando al cabo de algunas horas parecía decantarse cierta ventaja en favor de los etruscos, que consiguieron empujar a los romanos, Aulio Postumio, en su desesperación, prometió un templo a Castor si éste intervenía en la lucha. Repentinamente en una violenta carga contra el enemigo, se colocaron a la cabeza de la caballería dos extraños y apuestos jinetes de una estatura superior a la humana, que de inmediato se pusieron a dirigir la carga.
No voy a insistir aquí en otros casos similares. Pero aún quiero llamar la atención sobre un fenómeno
que se recuerda aquí en Pohnpei y que también se dio en otros lugares del planeta. Comienza la 
«Narración del espíritu protector del clan de los Li ar Katau» de esta guisa: 

«Ésta es la historia del espíritu protector del clan de los Li ar Katau, llamado Sau ani. Este espíritu moraba en Takaiu, para así poder ayudar al clan de los Li ar Katau, ya que en tal lugar de Uh vivían éstos. El espíritu los apoyaba decididamente. De noche aparecía en el lugar conocido por Niapei en forma de una antorcha, cuando estaba descontento. En tales ocasiones Sou matau en Takaiu tenía que levantarse de noche, salir y excavar el sakau; luego debía llevar el sakau al lugar en el que esperaba el espíritu. Éste quedaba complacido con ello». Aparte de que la figura de  la antorcha es equiparable a la columna de fuego y de luz citada en diversos pasajes bíblicos tanto apócrifos como canónicos, disponemos de otras referencias a la misma. En el capítulo 22, dedicado a la Astronomía, del Nuevo libro de los Tang, editado en China durante la dinastía de los citados Tang, leemos: «En el año
dos bajo el reinado del emperador Quianfu, dos estrellas, una roja y otra blanca, cuyo tamaño era como dos veces la cabeza, se dirigieron una junto a la otra hacia el sudeste; una vez posadas sobre el suelo, aumentaron lentamente de tamaño y lanzaron violentas luces. Al año siguiente, una estrella móvil brilló de día como una enorme antorcha. Tenía el tamaño de una cabeza. Habiendo venido del nordeste, sobrevoló dulcemente la región, para desaparecer luego en dirección noroeste». Vista esta antorcha volante en China, pasemos a ver otros ejemplos en los cielos de Europa. Y subrayo que únicamente estoy extractando —de entre la vasta fenomenología de columnas, vigas ígneas y demás apariciones similares que los historiadores nos han legado— algunas de las manifestaciones concretamente definidas por los respectivos testigos, al igual que en la narración pohnpeyana, como «antorchas». El historiador Julio Obsequens recoge este dato en su obra Prodigiorum Líber (Libro de los prodigios): «Siendo cónsules C. Mario y L. Valerio, fue visto en diferentes lugares en Tarquinia un objeto que semejaba una antorcha encendida que repentinamente cayó del cielo. Hacia el anochecer, un objeto volador circular, similar en su forma a un "clypeus" llameante, fue visto cruzando el cielo de oeste a este». En el siglo XVI, el humanista alemán Karl Wolffhart, más conocido por el nombre de Conradus Lycosthenes, editó el mencionado libro de Obsequens aportando nuevas descripciones de fenómenos similares acontecidos con posterioridad a la redacción del texto original. Y escribe, refiriéndose al año 919: «Un objeto como una antorcha encendida fue visto en el cielo, y bolas brillantes como estrellas se movían por el aire sobre Hungría». Plutarco, en Timoleón, refiere la aparición

de una antorcha protectora, al igual que lo fue la del clan pohnpeyano de los Li ar Katau. Corre el año 344 a. de JC., cuando Timoleón se dirige hacia Sicilia, requerido por las ciudades griegas en la isla para que expulsara a los cartagineses, que allí habían desembarcado: «Y por la noche, tras haber entrado en mar abierto y hallándose disfrutando de un viento favorable, los cielos parecieron estallar, abriéndose súbitamente sobre su nave, despidiendo seguidamente abundante y vivo fuego. De éste se alzó una antorcha a lo alto, como aquellas de que son portadores los místicos, y corriendo con ellos en su trayectoria los llevó precisamente a aquella parte de Italia a la cual habían puesto rumbo los pilotos». Timoleón obtuvo la victoria y gobernó Sicilia a partir de ella. Volvamos al libro de Julio Obsequens: «En Lanuvio fue vista en el cielo una brillante antorcha», escribe para el año 167 a. de JC. Y para el 137 a. de JC.: «En Prenesta fue vista una antorcha ardiendo en el cielo». Para el 127 a. de JC.: «En Fruosino fue vista en el cielo una antorcha encendida». Y para 106 a. de J.C.: «Fue oído un alboroto en el cielo y parecieron caer jabalinas de él. Hubo una lluvia de sangre. En Roma fue vista una antorcha». Plinio por su parte, en el libro II, XXXV, refiere otro caso importante, acaecido en el año 66 a. de JC.: «En el consulado de Cneo Octavio y Cayo Scribonio fue vista caer una chispa de estrella y aumentar de tamaño al aproximarse a la Tierra, y tras hacerse tan grande como la Luna difundió una tenue luminosidad, y luego, volviéndose hacia el cielo, se tornó como una antorcha; ésta es la única noticia de lo ocurrido. Fue visto por el procónsul Sila, y su séquito».

Plutarco aporta el testimonio de otra antorcha protectora, referida tanto en César, XI, como en
Pompeyo, LXVIII: «Durante la guardia de la mañana, una gran luz brilló sobre el campamento de César, el cual estaba completamente en calma, y de ella brotó una llameante antorcha que se precipitó sobre el campamento de Pompeyo. El propio César dijo haberla visto mientras inspeccionaba las guardias». Acto seguido, César derrotó a Pompeyo, netamente superior en fuerzas, en lo que sería la batalla decisiva de su
vida. Finalmente, en el opúsculo francés titulado Los signos espantosos han vuelto a aparecer en el aire sobre las ciudades de Lyon, Nimes,  Montpellier y otros lugares circundantes, ante el gran asombro del pueblo (París, Isaac Mesnier, copia impresa en Lyon, 1621), leemos: «Sobre la ciudad y villa de Montpellier, empezaron a aparecer cantidad de antorchas ardientes, de la luz de las cuales salían numerosas especies de lanzas de fuego que iban de un lado a otro: esto duró desde las nueve o diez de la noche hasta
las tres de la madrugada, en que apareció una estrella grande y luminosa con una larga cola, otras estrellas pequeñas, las cuales parecían hacer disipar una gruesa nube mezclada con diversos relámpagos que intentaban taparla e impedir su claridad, lo cual duró hasta el amanecer ante el asombro del pueblo». Esto aconteció el 12 de octubre.
Al hablar de los seres que, en un remoto pasado, descendían de las alturas celestiales hasta Pohnpei,
vimos ya algunos ejemplos de entidades sobrehumanas, como por ejemplo aquellos seres que se dedicaban a raptar canoas y llevárselas al cielo, o, en un plano más terrestre pero sin embargo dotados de la facultad de volar, los antropomorfos Lipeponuel. También, más recientemente, mencioné la narración que refiere la existencia en la antigüedad de una vela que surcaba las aguas sin necesidad de canoa. Volvamos ahora al mundillo de las canoas y de las velas en Pohnpei. Pues ofrece aspectos interesantes, que una y otra vez nos remiten a entidades sobrehumanas que por allí rondaban tiempo atrás. Para el pohnpeyano, la introducción de la vela en las artes náuticas de su isla se debe a la acción directa de dos mujeres descendidas del cielo, que llegaron a Pohnpei para tejer allí la primera vela conocida en la isla:
       «En tiempos remotos, Nan Tsapue se casó en el cielo con dos mujeres. Ambas comenzaron con          la confección de una vela. Colectaron muchas hojas de pandanáceas y con ellas colmaron toda una cabaña. Mas Nan Tsapue se disgustó con este almacenamiento, tomó las hojas y las arrojó fuera de la cabaña. Todas las hojas cayeron del cielo y fueron a parar a un lugar de Uh llamado Selatak. Las mujeres se enfadaron por ello y lloraron. Se fueron del cielo, eran tres hermanas. Al marchar, llegaron a Selatak y hallaron allí sus cosas. Una de ellas tomó sus cosas y se trasladó a Langar, mientras que las otras dos tomaron igualmente sus cosas y se fueron a Na. Las dos que marcharon a Na, terminaron la vela. Esto es lo que piensan acerca de las velas los pohnpeyanos, puesto que antes de que aparecieran las dos mujeres del cielo, no hubo velas en Pohnpei». A este respecto, cabe observar que también los nativos de las islas Marshall conservan la tradición de que el conocimento inicial de la utilidad de la vela les fue dado por una mujer descendida del cielo.
Repasando las antiguas narraciones pohnpeyanas, se topa uno de vez en cuando con alguna referencia a la primera canoa, aquella que iba en busca de la roca perdida en el mar. Ya aquí hallamos entidades femeninas sobrehumanas en el recuerdo ancestral nativo. Así, en la narración «La canoa de
Uaiso», leemos que, incapaces de izar la vela de la canoa, los tripulantes requirieron ayuda: «Llamaron a una mujer, la Li pue Kitak a lan [la mujer que eleva el cielo] que acudió e izó la vela. De dicha mujer partía un rayo luminoso, resplandeciente». Para épocas posteriores, dejé también anotado algún caso de canoas automáticas, como aquella llamada Lususen iap, cuya propiedad iba pasando de Sau Telur en Sau Telur, y que no requería remero, «puesto que cuando alguien quería viajar en ella, le ordenaba a la canoa que partiera, y entonces zarpaba por sí sola; nadie remaba».
Recopilando, hasta donde sea posible averiguarlas, las antiguas creencias en las que se advierte la ausencia manifiesta del concepto concreto de una divinidad, que se diluye en una serie de entidades, espíritus, seres volantes celestes que no acaban de llegar a definirse como definitivos dioses, sino como seres dotados de artes mágicas que tanto se mueven por las alturas como conviven con el nativo en la isla—, se saca la conclusión de que por un lado los antiguos pohnpeyanos están refiriéndose a seres que están muy próximos a aquéllos que los indios hopi denominan katchinas por un lado, mientras que por el otro sus divinidades se quedan en el plano de aquellos hacedores,de aquellos poderosos del cielo a que alude el Popol Vuh de los indios quichés: razas o entes con conocimientos superiores a los del ser humano, en definitiva, pero esencialmente ajenos al concepto de una divinidad total.
Alli lo dejamos de momento en las divinidades repartidas por el mundo antiguo ,seguimos en el proximo articulo hablando de esta isla misteriosa,donde mucha gente a buscado respuesta a nuestro pasado.

domingo, 21 de abril de 2013

POHNPEI EL SECRETO 4

         
           POHNPEI EL SECRETO 4



Como estabamos comentando en el anterior articulos , en la isla de Pohnpei , hay relatos de los fundadores de la isla que son identicos a los relatos de la biblia,el budismo etc...si no vean este relato.
Y aún dentro de los símiles que la narración de Iso Kalakal ofrece con textos bíblicos y la actuación
de una inteligencia coordinadora que tras los fenómenos allí expuestos puede adivinarse, cabe llamar la
atención sobre lo que el emisario celeste comunica a Ana (la madre de María) y a su desconsolado marido
Joaquín, tras haberles anunciado por separado la gestación de la primera, estando ella en casa y su marido
en las montañas, de acuerdo con el texto del Evangelio de la natividad de María. En rápido desplazamiento
de uno a otro lugar, les arregla de esta guisa su encuentro: «Cuando llegues a la Puerta Dorada de Jerusalén,
encontrarás a Ana tu mujer, la cual, inquieta hasta hoy por tu retardo, se regocijará sobremanera, al volver a
verte. Y dicho esto, el ángel se separó de Joaquín». Para alejarse por los aires y plantarse oportunamente
ante Ana para anunciarle aproximadamente lo mismo que a su marido y acabar ordenándole en el momento
justo que se dirija a la Puerta Dorada en donde «a manera de signo encontrarás a tu esposo, sobre cuyo
paradero anda inquieta tu alma». Otro ser volante e inteligente —simbolizado aquí en la figura de un pájaro
— arregla también una cita para Iso Kalakal en el texto phonpeyano transcrito: «Se les acercó volando un
pájaro. El pájaro contó a la gente que había en la canoa; y también quiso averiguar qué se proponían. Y les
dijo que se dirigieran a Ant y que visitaran a Saulik en Ant. Después de lo cual el pájaro levantó el vuelo y
le anunció a Saulik en Ant que una canoa le visitaría». Etcétera. Por otra parte, el pájaro que guía a los
seguidores de Iso Kalakal hasta su nueva tierra, vuelve a hacer su aparición como imagen-símbolo en el
águila (o grulla) que guía a los aztecas hasta su definitivo asentamiento en México. En efecto, cuenta la
tradición azteca que su dios Huitzilopochtli acompañó a sus antepasados durante más de siglo y medio en
un éxodo de unos 3.000 kilómetros en forma de un gran pájaro, que les iba mostrando la dirección en que
debían avanzar hacia su tierra prometida. Añade la tradición, tal y como nos lo cuenta fray Diego Duran,
historiador contemporáneo de la conquista, que cuando llegaban a un lugar para permanecer en él por un
tiempo, «lo primero que hacían era construir un templo que sirviese para alojar el cofre en que llevaban a su
dios». Esto último nos remite directamente al otro cofre, al arca de la alianza que —igualmente vinculada a
su dios Yahveh— portaban los israelitas en su éxodo de Egipto a través del Sinaí, guiados —también ellos,
una vez más— por su dios mediante un artilugio volante inteligentemente guiado: la nube o columna de
fuego y humo que lo mismo los alumbraba por la noche, que les daba sombra de día, y principalmente les
señalaba el camino que debían tomar. Y aquí debo recordar aún la otra tradición reservada según la cual Iso Kalakal arribó a Pohnpei volando en una nube.Otros elementos interesantes nutren una narracion de Iso Kalakal . En ella aparecen por ejemplo a 
través del número de los héroes y de los integrantes totales de la expedición, las claves numéricas 9 y 333 ya comentadas. Y dignas de atención son las piedras mágicas que cada integrante porta, y que nos indican el recuerdo de un arma mágica. La narración concreta que las piedras pesan entre cinco y diez libras, que están pulidas o bruñidas, y que su poder o su fuerza reside en su interior: «había espíritus en las piedras».

(príncipe maravilloso). ISO por descontado significa eso, «príncipe» y, para aquellos que quieran seguir
este hilo, les diré que sigan la pista de la radical is a lo largo de la historia de la humanidad. Pueden
comenzar por el otro príncipe maravilloso. Isa, y sin darse cuenta el hilo les llevará a cristalizaciones en
cadena. Regresaremos inmediatamente a los legados bíblicos, pero antes quiero narrar la tradición exotérica
vulgarizada de la muerte y sepultura de Iso Kalakal, para pasar luego al conocimiento oculto. Ésta es la
breve narración popular que refiere la muerte por suicidio del príncipe:
«Aconteció que tras haber conquistado la región de Matolenim, Iso Kalakal dispuso todas las cosas
de forma tal que todos estuvieran satisfechos. Cierto día paseaba por Pan Katera. Quiso dirigirse a Pei kap.
Se dirigió primeramente al pozo excavado en el arrecife y conocido por Nam u ias. Miró al agua allí y
advirtió que se había convertido en un anciano, ya que su cabeza mostraba cabellos canos. Se avergonzó
por ello ante su gente. Y regresó de inmediato a Pan Katera. Allí se fabricó una especie de cuerda, una
teriok en Gatau. Con ella se dio muerte. A la mañana siguiente fue hallado sin vida. Fue avisado el
Naniken. Éste lo llevó a Nan peí nías en Pan Kitel y allí lo enterró. Luego fue venerada la sepultura. Ningún
subdito ordinario, ni ningún noble, ni tsopeiti ni seriso, podían acercarse a la misma»

Volviendo a la versión transmitida en secreto por los iniciados, afirman éstos que Iso Kalakal jamás fue
enterrado en Nan pei nias, sino que su cuerpo fue envuelto en una estera y depositado en el mar, «para que
nadie viera cómo era».Todo un argumento. ¿Cómo era, para que la prudencia aconsejara que nadie lo viera? Solamente
poseemos dos datos: sus ojos radiantes y chispeantes eran rojos, y su figura era distinta que la de los demás
humanos. Extraño, dicho así. Sorprendente, una vez más, cuando leemos lo mismo en los libros sagrados
del otro lado del Globo: así, el relato bíblico de Daniel, cuando describe (Daniel 10, 6) a los contactos —
seres volantes que le anuncian los hechos venideros con pelos y señales— lo hace de esta forma tan poco
divina y, en cambio, tan tecnológicamente avanzada para su época (y ruego al lector preste atención a su
descripción de los ojos de estos seres): «Su cuerpo era como el crisólito; la cara, como el fulgor del
relámpago; los ojos, como antorchas de fuego; los brazos y las piernas, como el reflejo del bronce pulido; el
sonido de sus palabras, como el murmullo de una multitud». Ciertamente, una figura distinta. Que
reaparece, con sus refulgentes ojos, en otro pasaje: «Su naturaleza no es como la naturaleza de los
hombres» y «su naturaleza es diferente y no es como nosotros; sus ojos son como los rayos del Sol», leemos
en el «Fragmento Noachico» del Libro de Henoch. Y lo dice Lamech sospechando que el hijo que acaba de
dar a luz su mujer Bathenosh no era fruto suyo, sino de un vigilante o hijo del cielo. El singular niño bíblico
sería el futuro Noah. Singulares personajes son los que, en la antigüedad, encauzan en un sentido o en otro
el destino de los seres humanos, en todas las latitudes del planeta y en todas las culturas. Volvamos a
nuestra isla.

«Rigurosamente observaron los pohnpeyanos en tiempos antiguos los preceptos que debían cumplir
en el trato con sus montsap». (Jefes). «Nadie debía pisar la casa del montsap. Nadie debía mirar a la mujer
del montsap. Si alguien se cruzaba en el camino con la mujer de un montsap, debía esconderse, puesto que
no debía mostrarse a la mujer. Cuando alguien se cruzaba en su camino con un montsap, debía acurrucarse
en el suelo hasta que el montsap hubiera pasado junto a él; entonces podía levantarse y proseguir su camino.
Y cuando el montsap se hallaba en su casa y alguien pasaba por delante de la misma, debía de hacerlo
inclinándose hasta que hubiera rebasado la casa; después de lo cual podía volver a erguirse. Y cuando un
montsap llamaba a alguien, éste debía contestarle en voz baja, como muestra de respeto hacia el montsap.
Cuando por otra parte un montsap le daba algo a alguien, el interesado debía inclinarse y arrodillarse y
tomar algo o darle algo al montsap. Cuando el montsap estaba furioso, había que traer mucho sakau y
efectuar expiaciones. Y si el montsap estaba muy furioso, tomaba una piedra y la lanzaba contra el
responsable, que debía entonces apresurarse a traerle sakau y volver a efectuar expiaciones hasta haber
complacido al montsap. Nadie debía comer pescados, cerdos ni perros grandes; y en la época de la cosecha,cuando todos los árboles llevaban frutos, nadie debía comer frutas del pan antes de haberle ofrecido algunas al montsap; después de habérselas ofrecido, podía comer de las mismas». En este contexto quiero señalar que también entre los lamas del Himalaya existe la costumbre de que la persona de rango inferior debe situarse siempre en un plano de estatura inferior a la de rango superior, en señal de respeto hacia la misma.

Mirando la obra creada por Iso Kalakal en la isla desde una perspectiva de un proyecto de control
mundial de los núcleos humanos, parece claro que vino para inyectar una mayor complejidad en la
estructura de control del área concreta de la isla. Cuanto más diversificadas se van haciendo, a medida que
crece la raza humana como tal, las bases y los peldaños intermedios de la pirámide del control mundial,
menos posibilidad tiene cada uno de los bloques de los estratos inferiores e intermedios de conocer la identidad y el propósito real de la cúspide de la pirámide. «Divide y vencerás».

Entre los elementos que forman parte de la narración de Iso Kalakal, figuraban los gigantes,
insinuados en las palmeras que asustaron a los integrantes de la expedición con motivo de su primer
avistamiento de las costas de Pohnpei. ¿Existen gigantes en la memoria tribal de los habitantes de la isla?
Desde luego, existen.Los datos hasta hoy recogidos apuntan hacia el hecho de que entre los años 1975-1976 fue localizado en el área comprendida entre los paralelos 3° N y 15° N y los meridianos 155° E y 174° E — según las informaciones más precisas en un enclave coralífero de Wotho Atoll o del cercano Lae Atoll, pero este extremo no lo he podido confirmar todavía— un artefacto —volante según una de las fuentes, estático según otra— que contenía el cuerpo de un ser de tamaño superior al humano, enfundado en una especie de traje de materia desconocida pero aparentemente metálica. Afirman dos de las fuentes que el citado cuerpo estaba cargado con algún tipo de radiación, pero este extremo está igualmente pendiente de confirmación.Según todos los indicios, el artefacto fue trasladado a una base norteamericana del área californiana. Ahí se pierde la pista.
Existieron tres tipos de seres humanoides gigantes en la antigüedad, de acuerdo con las nociones transmitidas por los conocedores de la tradición. Un tipo estaba integrado por individuos cuya piel era como la nuestra, y que podían volar surgiendo del océano. Otro tipo se asemejaba a los simios, y estos seres también volaban surgiendo del océano.

Es curioso observar una vez más que también en la epopeya india del Ramayana —y estamos reiteradamente aportando similitudes de fenómenos pohnpeyanos con otros de las áreas asiática y
americana que conectan en tiempos remotos con la historia de la isla— se afirma de su protagonista Rama:
«Mientras el gran mono volaba sobre las olas, el aire contenido en las cavidades de su cuerpo producía los
ruidos de una nube de tormenta; y hubiera podido compararse con un meteoro que, con su luminosa cola,
desde las regiones superiores se precipitara, atravesando el espacio».

El tercer tipo de gigantes estaba integrado por los más grandes de todos. Éstos no volaban, sino que trabajaban debajo del océano.Olosipe y Olosaupa construyeron Nan Matol precisamente en aquel enclave porque allí vieron luces debajo del agua,confirmó la tradición de la existencia de una ciudad
debajo de Nan Matol, ciudad conocida por los iniciados con el nombre de Kahnimweiso, la «ciudad de
nadie», perteneciente a ciertos espíritus que viven en el mar, e insisto en que el concepto de espíritu se
difumina con harta frecuencia en las narraciones pohnpeyanas con los de las divinidades y con las de seres
antropomorfos que realizan acciones que los humanos son incapaces de efectuar (en un fenómeno de
ambigüedad descriptiva por parte del observador comparable, en cierto modo, a la que comporta la figura
de los ángeles en los textos bíblicos).Islas de gigantes: ya Jurien de la Graviére, que recaló en Pohnpei en marzo de 1848 a bordo de la corbeta francesa La Bayonnaise, dejó escrito en su obra Voyage en Chine pendant les années 1847-1850 (Viaje a China durante los años 1847-1850) que «las tradiciones se remontan en Pohnpei hasta las fabulosas épocas en que una raza de gigantes poblaba el mundo insular polinésico». Y Paul Hambruch apunta en 1910: «Al igual que en Kusaie y en las islas cercanas a Truk, proliferan las historias que hacen referencia a una raza de gigantes de piel clara, los Kona, que procedían del sur y devoraban hombres. Se dice que están enterrados en las «tumbas de gigantes», una de las cuales me fue mostrada en Kipar, en Kiti, y otra en Tsap o takai. Estas tumbas son terraplenes de 20 a 25 metros de largo, 4 metros de ancho y 2½0 a 3 metros de altura». Nadie hasta hoy ha acometido la tarea de averiguar qué se esconde en estos terraplenes.

La «Historia de dos gigantes» reza: «En tiempos antiguos hubo aún otro tipo de hombres en
Pohnpei. Eran muy fuertes, muy altos y largos. Median de 10 a 20 brazas de largo. También eran muy
fuertes. Pero tenían buenas intenciones, no mataban ni combatían a los hombres, sino que se combatían
entre sí. Algunos de ellos se llamaban: Uar rikerik, Uar tinetin, Sau muin kap en pil, Uar i Kitam y Koliran.
Éstos son algunos de sus nombres. Cierto día Sau muin kap en pil y Uar i Kitam estaban trabajando juntos
en Sokoleh. Pero su construcción no acababa de tener éxito, puesto que un pulpo y un pájaro se estaban
peleando en el mar y ocasionaron un fuerte oleaje. Sau muin kap en pil pidió entonces a Uar i Kitam que
fuera a ver cuál era la causa de la destrucción de su obra. Uar i Kitam fue a ver y halló al pulpo y a pájaro
enzarzados en una pelea en el mar, les dio muerte y los comió. A causa de ello le invadió un fuerte calor,
intentó regresar a casa y se tumbó en un lugar llamado Nan uon iap y se quedó inmóvil, puesto que estaba
excesivamente acalorado por haber ingerido el pulpo y el pájaro. Entonces bajó del cielo un hombre
llamado Sauria, que tomó un coco y se lo colocó debajo de la cabeza. Y Sau muin kap en pil seguía
esperando. Como su compañero no regresaba, decidió ir en su busca y lo halló finalmente estirado en Nan
uon iap. Se encolerizó por ello Sau muin kap en pil, calentó unas piedras, las introdujo en la boca de Uar i
Kitam y lo mató». La narración «De los tiempos antiguos» insiste: «Hubo diversos tipos de hombres, ya
que algunos eran muy fuertes.Tan fuertes eran, que eran capaces de levantar mil libras; este tipo de
hombres se llamaban gigantes, eran inmensamente altos; por ello eran también tan fuertes». Finalmente, la
narración «El gigante del mar y el gigante de tierra», termina con estas frases: «Luego tomó al Kaneki en
matau lapalap, lo golpeó contra su rodilla, le quebró con ello la espalda y lo mató. Después de lo cual se
convirtió en dueño del país, este hombre que tan fuerte era, y esta clase de seres se llaman gigantes. Estos
seres eran fuertes y dominaban la magia, por lo cual eran temidos por los espíritus comunes. Los espíritus
también les ayudaban en su quehacer, en sus acciones y en sus milagros. Estos seres ya no existen en
Pohnpei».


 SALAPWUK


De los muchos lugares que son tabú en Pohnpei, Salapwuk es sin discusión el más sagrado,alli nace toda la leyenda de Pohnpei , la primera piedra que avistaron las nueves parejas en la canoa , en sus montes estan los celadores o sociedad secreta del saber que ha quedado , despues que se fueron los instructores venidos del cielo.

Nueve parejas llegaron en un principio a la roca sagrada de Pohnpei, que constituye el inicio del secreto de Salapwuk. Aquí, cada nueve meses se reunían —como ya dejé dicho— todos los sacerdotes, para celebrar un encuentro sacerdotal de cuatro días de duración (en donde vuelve a aparecer la constante 4 ya comentada). ¿Por qué en Salapwuk? Porque Salapwuk es el principal enclave de culto de la isla. Aquí tenía su sede el jefe de la hermandad secreta de los tsamoro. Durante estos cuatro días se celebraban cada nueve meses ceremonias sagradas sobre las que ningún extraño averiguó nunca nada, ya que se desarrollaban en el más estricto secreto. A ello contribuyó el extraordinario temor al castigo de los dioses —también aquí— por la revelación indebida de los secretos religiosos. Ya el Eclesiástico (27:21 [23-24]) advierte: «Porque una herida se puede vendar, pero no hay esperanza para el que reveló secretos». Hoy como ayer, estos montes no han dejado de ser el lugar tabú más sagrado de la isla.Aparte de ser éste el lugar en el que está la roca original, existen narraciones legendarias que apuntan claramente hacia el recuerdo de una inundación total de la isla, de un diluvio: «Las inundaciones arrancaron toda la tierra de la isla». Después de haberse retirado nuevamente las aguas, alguien procedió a construir un túmulo de rocas en Salapwuk, en Kiti.Y considerando que Salapwuk debe su razón de ser a la primera piedra, a la piedra angular, hay que aportar aquí el dato de que en el escrito apócrifo Testamento de Salomón, la piedra angular es aquella que se pone encima de la puerta del templo. En un plano especulativo, quiero señalar aquí que —reuniendo todo el material y conocimientos recopilables en y sobre Pohnpei— se queda uno con la sensación de que ni Salapwuk ni Nan Matol son los auténticos centros del enigma. Sino que serían solamente los relativamente modernos monumentos conmemorativos de lo que en aquellos lugares hubo en un pasado más remoto, y que acaso se conserve en las profundidades, allí mismo. De un paréntesis entre dos etapas habitadas de la isla nos hablan tanto los recuerdos del diluvio como la curiosa narración que ahora sigue:

«También hubo en tiempos antiguos en Pohnpei una noche sin fin. Un hombre llamado Saum
profetizó que llegaría la noche interminable. Se preparó bien para su llegada, se procuró alimentos, madera
para el fuego, y se acondicionó el lugar en el que quiso instalar el hogar en su cabaña. Estaba ya próximo el
tiempo en que debía llegar la noche. Entonces plantó un plátano, llamado ut en iap (el plátano del extranjero). El día en que plantó allí el plátano, reinó la oscuridad y no resplandeció ninguna luz. Mucha
gente murió de espanto a causa de la oscuridad, otros de hambre. Mientras tanto el plátano creció
vigorosamente. Transcurrió un largo período de tiempo; nadie sabía si habían transcurrido uno o dos años.
La noche eterna duró hasta que brotaron frutos del plátano. Duró hasta el momento en que cayeron del
plátano los restos de las flores de los frutos. Saum vigilaba atentamente el plátano, observando cuándo
maduraban los frutos, ya que sabía que cuando el plátano diera frutos, volvería a amanecer. Cuando
brotaron los frutos, cayeron las hojas de las flores del plátano. Muchas hojas de flores cayeron. Saum oía
cómo caían. Le ordenó a su muchacho que mirara qué era lo que caía del plátano. El muchacho prendió una
antorcha para ir a mirar y halló lo que había caído del plátano. Se lo llevó a su padre. Cuando Saum lo vio,
dijo que había transcurrido la mitad de la noche, y que pronto amanecería. Y el día estaba cercano. Clareó
por el Este. Y el día se iluminó rápidamente cual el rayo y bajo un estruendo que sonó como un tremendo
trueno. La gente se extrañó de la luz y comenzó a bailar, muriendo muchos de alegría. Toda Pohnpei se
iluminó. Únicamente en un pequeño lugar no se hizo la luz; un lugar que yace en las montañas, de nombre
Salapwuk, que se halla en Kiti. Aquí la noche interminable prosiguió eternamente. Takain Pun ("Roca de la
noche") se llama el lugar en el que la noche eterna perdura hasta hoy. Éste es el lugar en el que vivía Saum,
y cuando un Saum moría, otro ocupaba su lugar. Así fue hasta hoy en día. También oraban a Nan Tsapue».

Saum, en la precedente narración, era un hombre que conocía el futuro. Olosipe y Olosaupa, los
hermanos ingenieros que construyeron Nan Matol, disponían de un dominio amplio de las artes mágicas.
Mas no son los únicos. Los fenómenos mágicos son algo inherente a la historia antigua de la isla de
Pohnpei. Aún sin salirnos de Salapwuk ni de las predicciones de los Saum, hallamos aquí la predicción de
la llegada de Iso Kalakal, cuyo detalle debe añadirse a los ya apuntados con referencia a la llegada del
mencionado conquistador. Ésta es la narración que recuerdan los nativos:

«En Salapwuk vivía antaño un sacerdote, que predecía lo que había de ocurrir. Así, vaticinó que
arribaría a Pohnpei una canoa para sojuzgarla». (Ya apunté anteriormente anuncios similares acaecidos en
el contexto de la conquista de América). «Se dirigió al Sau Telur y le contó que aparecería ante Pohnpei una
flota bélica. Sau Telur preguntó: "¿Quién dice eso?" Contestó: "Yo mismo lo predigo". A lo que Sau Telur
le dijo: "¡Toma tu nuez y aléjate, puesto que mientes!" El sacerdote regresó a casa. Cuando llegó a Leliarun
tiró la nuez. Continuó su marcha hacia Salapwuk. Allí hizo un conjuro para que la flota acelerara su llegada,
ya que estaba furioso contra Sau Telur. Y al cabo de poco tiempo apareció la flota de guerra. Sau Telur fue
combatido. Con lo que el sacerdote se volvió a sentir satisfecho».

Hablé ya de la tradición según la cual aquí, en Salapwuk, se lograba atraer la lluvia en épocas de
sequía. También se lograba lo contrario, o sea convocar el cese del viento, las lluvias y el trueno;Muy recordado por sus grandes artes mágicas es el poderoso Lapona, inventor del tatuaje y generador de maldad: «Lapona fue en tiempos antiguos un gran sacerdote en Matolenim. Se sentaba a la izquierda del primer Sau Telur. Probaba el primer sakau y pronunciaba el primer ounai o conjuro mágico que condicionaba la presencia de Nanulap, el más alto, de todos los espíritus o demonios locales, que
gustaban de ser venerados cuando se organizaban fiestas o danzas en la gran cabaña. Siendo el segundo en
el estado, el conservador de la ciencia real, y al mismo tiempo el confesor, se sentaba en el consejo. Su pelo
ondulado, que jamás conoció corte alguno, caía según la costumbre de su vieja casta sobre su cintura;
estaba coronado con las hojas amarillentas del drago; su patkul o hacha de concha colgaba en diagonal
sobre su hombro y su irar o bastón mágico tallado yacía junto a él. Entre sus dedos portaba un manojo de
hojas alek de juncos, con las cuales se efectuaban predicciones. Éste era el mago, y tal fue su aspecto. Y fue
más inteligente que todos los hombres juntos. Mas el amor por sus semejantes no se le daba en absoluto.
Pues su corazón era frío, y se divertía haciendo el mal y jugándoles malas pasadas a sus compañeros.

causa de ello, la gente sigue teniéndoles un sagrado temor a los milagros de Lapona». Mas Lapona acabó
siendo expulsado —según la leyenda— de Matolenim: «Vivió antaño en Matolenim un hombre llamado
Lampoi tsapal». (Lampoi tsapal es el otro nombre bajo el que se recuerda a Lapona). «Las gentes de
Matolenim no le querían, puesto que no era bueno y sí en cambio dado a todas las maldades. Cierto día se
reunieron para decidir darle muerte. Cuando le hubieron prendido logró evadirse, acosándole todos hacia
Nan Tauas, para cogerlo allí dentro. Una vez dentro, no vio lugar por el cual poder salir, ya que le cerraron
la entrada. Pero era un hombre conocedor de la magia y muy fuerte; tomó una viga, abrió brecha, salió,
huyó y se dirigió a Kiti. Allí construyó los edificios que hay en Tol en Kiti, para que se le relacionara con
Matolenim, ya que tenía a Matolenim en gran estima, y dado que allí ya no podía regresar, erigió las
construcciones en Kiti y les dio los nombres de Matolenim, para que fuera recordado en relación con
Matolenim».

También eran personas distintas los profetas que sabían vaticinar los cambios meteorológicos. Y
volvemos a enlazar con Salapwuk, como sucede indefectiblemente cuando tocamos los conocimientos ocultos de la isla. Así lo recuerda la memoria de los conocedores de la historia pohnpeyana: «Antiguamente hubo en Pohnpei un género de hombres de los que también se cuentan hechos milagrosos, ya que formaban una especie de profetas que predecían cuándo se produciría un tifón. Les decían entonces a todos cómo y cuándo llegaría. La gente aseguraba entonces sus cabañas contra el gran viento que se avecinaba. Y cuando el gran viento llegaba, todos se encontraban bien porque habían asegurado sus viviendas. Se cuentan hechos milagrosos de estos hombres, ya que cuando se enfadaban con la gente, eran capaces de provocar un tifón que destruía todas las cosas en los lugares que habitaban los nativos. Éstos reunían entonces rápidamente raíces de sakau y se las llevaban a los adivinos. Entonces la situación mejoraba rápidamente, puesto que sus oraciones surtían efecto porque oraban a Luk. Por ello se cuentan de ellos hechos milagrosos, ya que Luk tanto en tiempos antiguos como modernos fue siempre un hombre que producía milagros. Este tipo de personas ya no abunda hoy en día en Pohnpei, ya que están en proceso de extinción. Hubo aún algunos hasta su muerte, y uno de ellos, del cual se explicaban acciones milagrosas, vivía en Salapwuk. A este tipo de personas se les llamaba observadores de las estrellas».«Oraban a Luk (...), ya que Luk (...) fue siempre un hombre que producía milagros», acabamos de
leer. ¿Un hombre? Al mismo tiempo, es la máxima expresión de la noción de la divinidad. La compleja
panorámica religiosa de la isla de Pohnpei, que combina e interrelaciona permanentemente al ser humano
con espíritus que adquieren forma humana y con seres celestes que conviven con el ser humano en la
Tierra, se distingue, a primera vista, por la ausencia de un auténtico dios. Las divinidades son seres que
tanto se pasean por la isla como ascienden a las alturas.

Recordemos que un sacerdote que conocía el conjunto de toda la doctrina secreta era un Sau Rakim. Vimos
que existen narraciones que afirman que en la antigüedad los Sau Rakim eran seres distintos. La cabeza
visible y montsap de la sociedad secreta de sacerdotes de los tsamoro, el Aulik o Saum, residía en
Salapwuk, y ya vimos que los rituales que allí se celebraban cada nueve meses transcurrían —bajo pena de
muerte en caso de una filtración— en el más estricto secreto. Vimos también que el sacerdote establecía
contacto con la divinidad o con el espíritu por medio del ritual del sakau, que es bebida sagrada para todo
pohnpeyano consciente de sus orígenes. El sakau propicia la manifestación del espíritu o de la divinidad,
puesto que no existe en Pohnpei imaginería sagrada alguna ni representaciones gráficas ni escultóricas de
ser divino o espiritual alguno. El sacerdote se sume en estado mediúrnnico y establece contacto con el ser
superior, contestando así como uar en ani, o sea como «canoa del espíritu» —un concepto casi egipcio— a
las preguntas que se dirigen a la divinidad o al espíritu correspondiente.

Me parece oportuno recordar en este contexto la sesión mediúmnica descrita en la narración de Isobau, que ya transcribí íntegramente con anterioridad. En lo que a la sesión mediúmnica se refería, cabe recordar que Isobau, un ser que había descendido del cielo, solía introducirse en determinadas personas que él mismo elegía. Con ocasión de celebrarse alguna fiesta, dichas personas, llamadas Tenuar, se introducían en una estera para dormir, llamada mol, que se disponía en posición vertical. Una vez dentro de la estera, Isobau se introducía en el Tenuar. Los presentes debían entonces ofrecerle un cuenco de sakau, después de lo cual les hablaba y les decía lo que debían hacer. Y si alguien no lo hacía, si alguien no le consultaba, debía morir.
O sea que hacian canalizaciones .











         ENTITADES SOBREHUMANAS

Obviamente, no podemos entrar en los conocimientos secretos de los sacerdotes de alto rango, en lo
que a entidades sobrehumanas que ellos conocen se refiere. Pero intentaré reflejar a grandes rasgos cuanto es posible averiguar al respecto. Básicamente, el pohnpeyano cree en dos grupos de seres sobrehumanos: las divinidades eternas, y los antepasados divinizados. No conocen la figura de un dios origen y cabeza de todo lo creado. Su concepto de lo sobrehumano se plasma en la imagen de energías, que ellos llaman espíritus, que pueden adoptar formas concretas, y así descender hasta la misma isla y convivir con sus habitantes. Visitas acompañadas de acciones mágicas o maravillosas. Sobre todas estas entidades espirituales domina un algo, una energía o espíritu —llámale divinidad si quieres— cuyo nombre desconocen. Esto se me antoja muy cercano al concepto del «Innombrable» o «Indecible». Paul Hambruch ya concluyó en 1910 que ya con la noción de una divinidad máxima comienzan las dificultades para ahondar en el mundo religioso de los habitantes de Pohnpei. A principios de siglo, escribía: «Sacerdotes ancianos declararon que todas las divinidades, por ejemplo el dios del trueno Nan Tsapue y Tau Katau, un dios fructificador, eran únicamente designaciones para distintas actividades de una única entidad superior.
Todas las manifestaciones naturales, cuales son el trueno, el rayo, el crecimiento, son Luk y equiparan a
este Luk a todas luces con el ser máximo. Puesto que Luk no habla, no se mueve. Si hablara, si se moviera,
el mundo se desplomaría a causa de ello».

«También le llaman Luk en lan o Naluk en lan y en las antiguas leyendas aparece Luk en el lugar de Nan Tsapue o de Tau Ka-tau». Más adelante, escribe: «Junto a estas grandes divinidades celestes, conocen aún a un gran número de habitantes celestes menos relevantes, llamados ton lan, a los que los cristianos gustan de equiparar a los ángeles. Los pohnpeyanos se dirigen a ellos y los usan como intercesores». De todas formas, la idea de la divinidad se diluye en múltiples aspectos que hacen imposible la concreción de los distintos conceptos. Así, tras la infiltración del Cristianismo en la isla, ha podido recogerse esta narración de los nativos, narración que aboga por la ausencia de una divinidad máxima, y que abunda en la impresión de que los antiguos habitantes de la isla pasaban de la actuación de entes espirituales a la de entes antropomorfos, no teniendo unos ni otros nada que ver con el concepto de una autoridad divina. Se diluyen más bien en una oscura amalgama los efectos de energías activas y de personajes que, no siendo propiamente humanos, conviven con los nativos y están dotados de poderes sobrehumanos. La narración procede de uno de los transmisores de la tradición en Kiti:
«Ciertamente en tiempos antiguos no se adoraba a Dios. Nada se sabía de él. Adorábamos a una serie
de espíritus. Se decía que estos espíritus eran muy poderosos, ya que habían germinado a partir de ellos, no
fueron creados, mas estaban dotados de extraordinarios poderes mágicos. Hacían que las rocas saltaran en
pedazos y decían luego que volvieran a juntarse. Hacían que los hombres enfermaran y los mataban: a
otros, los volvían a curar. Cuando llegaron a Pohnpei los barcos de los primeros europeos, los nativos
creyeron que se trataba de espíritus que llegaban desde la lejanía y que, viajando en sus vehículos, habían
aparecido ante Pohnpei». Ya vimos cómo algo similar sucedió en las costas americanas.

Bastante antes transcribí ya la narración del nacimiento de Luk, aquí en Pohnpei, en un pasaje que ciertamente habla de seres de conocimientos y recursos superiores a los de los humanos, pero extraordinariamente distantes del concepto de una divinidad. Resumidamente, recordaré que Kanekin Zapatan llegó desde un lugar desconocido a Pohnpei, acompañado de un grupo de personas que sabían volar. Al dedicarse a la rapiña, fueacechado y prendido por un jefe nativo, con cuya hija se casa. Urgido por sus acompañantes, reclama sus alas y su aditivo capilar para poder reunirse en las alturas con los suyos. Huye con la hija del jefe nativo, que en el trayecto da a luz a un niño distinto, dotado de grandes poderes mágicos: Luk, al que dejan en tierra mientras ellos prosiguen su vuelo. Más adelante, Luk enciende una hoguera, para ascender en su humo, sobre un tambor, al cielo. Al reencontrarse con sus padres, les recuerda que «me engendrasteis en la Tierra». La narración también afirma de él que «sabía andar sobre el mar». Fenómeno que ya conocemos de los textos bíblicos. ¿Quién se dedicaba en tiempos antiguos a repetir una y otra vez los mismos prodigios en puntos distantes del planeta?  Luk es un nuevo personaje a sumar a la larga lista de dioses que, más que eso, son personajes de conocimientos y recursos superiores a los seres humanos de la época.

Creo que ya hemos ahondado en las figuras Divinas que dicen las tradiciones de Pohnpei , en el proximo articulos hablamos de el origen de la raza humana en este contexto.