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lunes, 3 de marzo de 2014

EL SILENCIO COMO INSPIRACION 17



EL SILENCIO COMO INSPIRACION

La vida es muy corta y hay mucho que aprender; aquellas personas que no dejan de postergar nunca dejan de perderse cosas.
Cada uno ha de averiguar constantemente si avanza a estados más felices o no. Si es así, uno se encuentra en el camino correcto. Adentraos más en él, disfrutadlo más. Y si os sentís tristes, entonces mirad: en algún punto os habéis apartado del camino, os habéis extraviado.
Algo os ha distraído, ya no sois naturales, os habéis alejado de la naturaleza. Mirad, analizad, y sea lo que fuere lo que encontréis como causa de vuestra tristeza, desprendeos de ello. Y no lo posterguéis para mañana; eliminadlo de inmediato.
La vida es muy corta y hay mucho que aprender; aquellas personas que no dejan de postergar, nunca dejan de perderse cosas. Hoy postergaréis hasta mañana, y mañana volveréis a postergar. Despacio, las postergaciones se convierten en un hábito. Y lo que llega siempre es el hoy; el mañana jamás llega. De modo que podéis seguir postergando hasta el infinito.
Siempre que veáis que algo os produce tristeza, desprendeos de ello en el acto... no lo retengáis ni por un momento. Esto es coraje: coraje de vivir, de arriesgar, de aventura. Y solo aquellos que son valerosos, un día son recompensados con la totalidad, con la luz, el amor, la felicidad y la bendición.

La mejora personal es un camino al infierno. Todos los esfuerzos por hacer algo de vosotros mismos, algo parecido a un ideal, van a crear cada vez más locura. Los ideales son los cimientos de toda locura, y la humanidad entera está neurótica debido a demasiados ideales.
Los animales no están neuróticos porque carecen de ideales. Los árboles no están neuróticos porque no tienen ningún ideal. No intentan convertirse en otro. Simplemente disfrutan de lo que son.
Así que vosotros sois vosotros. Pero en alguna parte de vuestro interior queréis convertiros en Buda o en Jesús, y entonces completáis un círculo que será interminable.
Tenéis que ver la cuestión: vosotros sois vosotros. Y la totalidad, o existencia, quiere que seáis vosotros. Por ese motivo la existencia os ha creado, de lo contrario habría creado a un modelo mejor. Quería que estuvierais aquí en este momento. No quería que Jesús estuviera aquí en lugar de vosotros. Y la existencia sabe más. El todo siempre sabe más que la parte.
Así que aceptaos. Si podéis aceptaros, habréis aprendido el mayor secreto de la vida, y entonces todo encaja. Sed vosotros. No hay necesidad de erguiros más; no hay necesidad de que tengáis una altura diferente de la que ya tenéis. No hay necesidad de tener otra cara.
Simplemente sed como sois, y al aceptaron desde lo más hondo, el florecimiento tiene lugar y pasáis a convertiros cada vez más en vosotros.
En cuanto abandonáis la idea de convertiros en otra persona, desaparece la tensión. De pronto toda la tensión se desvanece. Estáis aquí, luminosos, en este momento. Y no hay otra cosa que hacer que celebrar y disfrutar.

Es bueno estar disponible al viento, a la lluvia, al sol, porque en eso consiste la vida. De modo que en lugar de preocuparos por ello, ¡bailad!
El crecimiento significa que estáis absorbiendo algo nuevo cada día, y esa absorción solo es posible si estáis abiertos. Ahora vuestras ventanas se encuentran abiertas y también las puertas: a veces entra la lluvia y el viento, el sol, y la vida se mueve dentro de vosotros.
Sentiréis algunas perturbaciones: vuestro periódico empezará a moverse al viento, los papeles en la mesa se agitarán, y si la lluvia empieza entrar, se os puede mojar la ropa. Si siempre habéis vivido en una habitación cerrada, os preguntaréis qué está pasando.
Está pasando algo hermoso. Es bueno estar disponible para el viento, para la lluvia, para el sol, porque eso es la vida. De modo que en lugar de preocupados por ello, ¡bailad! Bailad cuando llegue la tormenta, porque la seguirá el silencio. Bailad cuando lleguen desafíos y perturben vuestra vida, porque al responder a esos desafíos estaréis creciendo a alturas nuevas. Recordad, incluso el sufrimiento es una gracia. Si se toma de forma correcta, se convierte en un escalón.
La gente que nunca ha sufrido y ha llevado una vida conveniente y cómoda, es gente casi muerta. Su vida no será como una espada afilada... estará roma. Ni siquiera será capaz de cortar verdura. La inteligencia se afila cuando se enfrenta a desafíos.

Cuanto más os centráis, más relajados os volvéis, y así existen más posibilidades de entrar profundamente en una relación.
De hecho, sois vosotros quienes entráis en una relación. Si no estáis ahí -tensos, tullidos, preocupados y fragmentados-, ¿quién va a adentrarse en la relación? Debido a nuestra fragmentación, tememos adentrarnos en una relación, entrar en capas más profundas, porque entonces nuestra realidad quedará revelada. Entonces tendréis que abrir el corazón, y este no es más que fragmentos. No hay una sola persona dentro de vosotros... sois multitud. Si de verdad amáis a otro y abrís el corazón, el otro pensará que sois un público, no una persona... ese es el temor.
Esa es la causa de que las personas no dejen de tener relaciones casuales. No quieren profundizar mucho; solo quieren tocar la superficie y escapar antes de que algo se convierta en un compromiso. Entonces únicamente se puede tener sexo... y este también empobrecido.
Es superficial. Solo hay un encuentro de límites, pero eso no es amor... puede que una liberación corporal, una catarsis, pero nada más que eso.
Si una relación no es muy íntima, podemos mantener nuestras máscaras con facilidad... los rostros sociales funcionan bien. Entonces, cuando sonreís, no hay verdadera necesidad de que lo hagáis, ya que solo sonríe la máscara. Si realmente queréis profundizar, entonces hay peligros. Deberéis ir desnudos... lo que significa con todos los problemas interiores revelados ante el otro.

Para conocer algo, hay que perderlo.
Todo el mundo se extravía de su mundo interior, de su espacio interior, y poco a poco uno se siente hambriento, lo anhela. Surge el apetito, se siente la sed. Llega la llamada del yo más interior para regresar a casa y uno empieza a viajar. Eso es lo que significa ser un buscador.
Es ir al cálido espacio interior que abandonasteis un día. No estaréis ganando algo nuevo. Ganaréis algo que siempre estuvo ahí, pero, no obstante, será un beneficio, porque ahora por primera vez veréis lo que es. La última vez que estuvisteis en ese espacio erais ajenos a él.
No se puede ser conscientes de algo si se ha abandonado. De modo que todo está bien.
Extraviarse también está bien. Pecar también está bien porque es el único modo de convertirse en santo.


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