
EL SILENCIO COMO INSPIRACION 14
No penséis que el amor es eterno. Es muy frágil. Es tan frágil como una rosa. Por la mañana está ahí, y por la noche se ha ido. Cualquier cosa pequeña puede destruirlo.
De hecho, cuanto más elevada es una cosa, más frágil es. Ha de ser protegida. Una piedra permanecerá, pero una flor desaparecerá. Si arrojáis una piedra contra una flor, la primera no saldrá dañada, pero la segunda será destruida.
El amor es muy frágil y delicado. Hay que ir con mucho cuidado con él. Se puede causar tanto daño como para que la otra persona se cierre y se ponga a la defensiva. Así es como nos cerramos. Si lucháis demasiado, el otro comenzará a escapar de vosotros; se tornará más y más frío, más y más cerrado, para no volver a ser vulnerable a vuestro ataque. Entonces lo atacaréis más porque os resistiréis a esa frialdad. Se puede convertir en un círculo vicioso.
Y así es como se separan los amantes. Se alejan el uno del otro y creen que el otro es el responsable, que el otro los ha traicionado.
De hecho, tal como yo lo veo, ningún amante ha traicionado alguna vez a nadie. Es solo la ignorancia la que mata el amor, nadie lo traiciona. Los dos querían estar juntos, pero, de algún modo, ambos eran ignorantes. Su ignorancia les jugó malas pasadas que se multiplicaron.
La meditación significa ser uno mismo, y el amor significa compartir el propio ser con otra persona. La meditación os da el tesoro, y el amor os ayuda a compartirlo.
Estas son las dos cosas más básicas, y todo lo demás no es esencial.

Quedaron desconcertados... porque no entendían el mecanismo de la mente. Pensadlo; si tuvierais una vida de mil años, os perderíais mucho, porque no dejaríais de postergar cosas.
Pero como la vida es corta, uno no puede permitirse el lujo de posponer. Sin embargo, la gente lo hace... y a su propio riesgo.
Imaginaos que alguien os dijera que solo os queda un día de vida. ¿Qué haríais? ¿Seguiríais pensando en cosas innecesarias? No, lo olvidaríais todo. Amaríais, rezaríais y meditaríais, porque únicamente os quedan veinticuatro horas. No postergaríais las cosas verdaderas, las cosas esenciales.
Jamás le preguntéis a alguien qué está bien y qué esta mal. La vida es un experimento para averiguarlo.

De modo que las fórmulas no van a funcionar, no han funcionado. Todo el mundo es prueba de ello.
Jamás le preguntéis a alguien qué está bien y qué está mal. La vida es un experimento para averiguarlo. A veces podéis comprometeros con lo que está mal, pero eso os aportará su experiencia, os hará conscientes de 1o que hay que evitar. A veces quizá hagáis algo bueno y os beneficiaréis inmensamente de ello. Las recompensas no están más allá de la vida, en el cielo y el infierno. Son aquí y ahora.
Cada acción provoca su resultado de forma inmediata. Solo tenéis que estar alertas y vigilar. Llamo maduro al hombre que ha vigilado y averiguado por sí mismo qué está bien, qué está mal, qué es bueno, qué es malo. Y al hacerlo, adquiere una tremenda autoridad. Lo conoce de manea absoluta. Todo el mundo puede decir otra cosa, para él es lo mismo. Posee su propia experiencia y eso es decisivo.
No hay causas externas para la felicidad o la infelicidad; solo son excusas. Poco a poco, uno empieza a entender que es algo que uno lleva dentro que no deja de cambiar,; y que no tiene nada que ver con las circunstancias exteriores.

Eso significa que la felicidad y la infelicidad son vuestros estados de ánimo y que no dependen del exterior. Es una de las cosas más básicas que hay que comprender, porque entonces se puede hacer mucho.
Lo segundo que hay que comprender es que dependen de vuestra percepción. Así que estad atentos y adquirid conciencia. Si la felicidad está ahí, observadla y no os identifiquéis con ella. Cuando esté presente la infelicidad, volved a observar.
Es como la mañana y la noche. Por la mañana observáis v disfrutáis con el sol naciente.
Cuando este se pone y desciende la oscuridad, también la observáis y la disfrutáis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario